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Terror en Libia

Libia, país ubicado en el Magreb (Poniente) la parte más occidental del mundo árabe en el norte de África, es una ficha más del dominó político que se empezó a jugar con la revuelta de Túnez desde diciembre de 2010, seguido por  Egipto.

La razón primordial para la hecatombe política libia es la presencia durante cuarenta y dos años de un gobierno represivo, totalitario, autoritario,   al mando de Muamar el Gadafi, “un tirano de 68 años” quien -para tomar el poder- se inspiró en las ideas de un mundo panárabe promovidas por la figura del ex presidente egipcio,  Abdel Gamar Nasser,  y en su espíritu rebelde que lo enfrentó contra la ocupación italiana cuando fue Coronel del ejército libio y derrocó al enfermo Rey Idris en un golpe de Estado ocurrido en 1969.

Libia produce el 2% de la producción mundial de petróleo que, en términos relativos, suena poco pero que para un país de menos de siete millones de habitantes, es una cantidad significativa. Esto ha permitido que a lo largo de los años se vaya generando una poderosa clase media, educada, con gran poder adquisitivo, cuyos integrantes se cansaron de verse privados de los derechos y libertades que deben existir en una sociedad democrática y que, por el contrario, estaban sometidos a un régimen autocrático, con verdad única, en donde no hay espacio para ningún tipo de opinión política.

El estilo autoritario y excéntrico de Gadafi le ha permitido ejercer un control total y absoluto en Libia, desafiando al mundo occidental, convirtiéndose en el líder de una revolución cultural cuyo objetivo principal -en su inicio- fue eliminar cualquier influencia extranjera en el país. Esta conducta populista, que cambia de parecer y rumbo según las extravagancias de su líder, fue alterándose a lo largo del tiempo y, en determinado momento, se convirtió en un importante aliado de los Estados Unidos y, en la actualidad, de Italia.  A su singular modo de interpretar el Islam se debió el distanciamiento de los más “puristas” islámicos quienes se convirtieron en el eje opositor al régimen de Gadafi.  Por su forma de gobernar  “Yamahiria”  que traducido significa “gobierno de las masas” se convirtió no en jefe de gobierno ni de Estado sino en el “Líder de la revolución”. Curiosa acepción que disfraza la inevitable manipulación a jóvenes incautos que se entregaron a la causa y a la persecución de personas que estaban en su contra.  Surge entonces una pregunta ¿hay alguna similitud en esto último con nuestro país? Usted saque su propia conclusión.

Alegría Donoso
Profesora de la carrera de Relaciones Internacionales