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Ciencia y conocimientos ancestrales

Luego del artículo Virus Intelectuales (El Telégrafo, 03-06-2012) se generó una interesante discusión sobre ciencia, pseudociencias, conocimientos ancestrales y mundo shamánico; los argumentos se han centrado en la validez o no de los conocimientos que estarían fuera de la ciencia formal y de su aplicación.

Para la ciencia formal, los conocimientos tradicionales son un conjunto de herramientas útiles para relacionarse con el mundo, incluso para resolver problemas específicos surgidos en la experiencia y repetitividad de sus prácticas, pero no son ciencia, ya que ésta se fundamenta en una serie de exigencias y categorías, más allá de la simple experiencia.

La ciencia demanda contrastación, comprobación estandarizada y estadística, fundamentación experimental, sustento en pruebas, reproducibilidad; parámetros de los que carece el conocimiento tradicional o los tiene escasamente en temas puntuales. Es verdad que muchas de las prácticas ancestrales alcanzan ciertos objetivos sin una explicación fáctica que sí exige la ciencia formal; ésta puede no descalificar un hecho, pero requiere llegar al fondo de los fenómenos, aunque haya algunos que aún no los puede explicar.

Así, en la herbolaria tradicional existen plantas utilizadas con fines medicinales que alivian algunos síntomas de enfermedades pero no conoce la base que exige la ciencia formal, pues su aplicación es por simple experiencia. La ciencia, al descubrir el principio activo de estas plantas, fundamenta su acción con explicaciones bioquímicas, farmacológicas, etc.

Ante un observador, ambas prácticas pretenden llegar a un tratamiento efectivo; pero el uno es conocimiento empírico, y el otro, conocimiento científico. El conocimiento tradicional existe pero no revela el fundamento, lo que la ciencia formal sí hace con todos sus instrumentos y metodologías.

Investigaciones nuestras mostraron que frente a malformaciones congénitas, los Shamanes adjudican su origen a fuerzas sobrenaturales o males internos no definidos; sin embargo la Genética las explica y las prueba como daños del ADN. Esta es la diferencia entre un conocimiento ancestral y el conocimiento científico formal.

Los Shamanes intentan tratar estos males sin conseguirlo, y los refieren a la medicina formal. No obstante, hay mucho por descubrir para lograr un tratamiento y curación efectiva a través de la terapia genética. Como en este caso, las sociedades conviven con las dos prácticas, con conceptualizaciones diferentes, pero la ciencia formal busca una corroboración sustentada en su propia lógica.

Autor: César Paz y Miño

Fuente: www.telegrafo.com.ec