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La evolución continúa

Evolucionistas y biólogos se preguntan frecuentemente si la evolución biológica continúa. Estamos acostumbrados a ver a las especies de forma fija, pero al analizar sus manifestaciones y comportamientos, confirmamos la constante evolución.

Una prestigiosa revista científica (Current Biology), recopilando información sobre las expresiones que tornan más o menos evolucionados a los animales, incluidos los humanos, evidencia el proceso evolutivo paulatino en ciertas características: La risa de los parientes más cercanos de los homo sapiens como chimpancés, bonobos, orangutanes y gorilas, que también tienen comportamientos curiosos que reflejan una inteligencia en progreso, por ejemplo, el uso de dos piedras como yunque y martillo para romper nueces o la retención de números.

El baile con ritmo de los loros. Pulpos que usan cocos como escudo de defensa en clara evidencia de utilización de objetos. Este rasgo evolutivo está presente, de igual manera, en ciertos pinzones de Darwin de las Islas Galápagos, que utilizan astillas de madera para sacar gusanos de hendiduras de los árboles para alimentarse. Cuervos que solucionan problemas de lógica compleja para obtener alimentos. Arañas que analizan espacios antes de tomar una decisión o que son vegetarianas en su dieta. Elefantes con miedo a las abejas por el dolor que les ocasionan sus picaduras, lo que significa que el dolor y el miedo son adquiridos en la evolución.

Aún más interesante, evolutivamente hablando es el hallazgo de un proceso adaptativo por el cual los humanos seleccionan genes para metabolizar de manera más eficiente venenos, como el arsénico presente en el agua que beben; hay pueblos indígenas de Argentina, Perú, Chile que muestran más eficiencia al degradar este químico que los de México o Colombia.

Solo hace unos 7 mil años nos hicimos genéticamente tolerantes a la lactosa; cuando iniciamos el sedentarismo y la domesticación, fue evolutivamente beneficioso resistir los productos lácteos guardados y sobrevivir en la época de escasez de alimentos, mientras para los intolerantes fue mayor la probabilidad de morir.

Estos y muchos ejemplos son pruebas modernas de la evolución biológica e intelectual de las especies. Antes, hablar de inteligencia animal o lógica en el comportamiento de especies inferiores era absurdo; hoy los avances en el entendimiento de la evolución y de la genética como motor de la misma sustentan cada vez más y de mejor manera las pruebas de la evolución. Nos asemejamos más a todas las especies y nos alejamos más cuando nuestra inteligencia no nos ha servido para resolver problemas humanos.

Autor: César Paz y Miño

Fuente: www.telegrafo.com.ec