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Reglamentar el uso del ADN (II)

El reglamento para uso del material genético humano en Ecuador propuesto por el Ministerio de Salud Pública tiene graves inconvenientes y deficiencias, particularmente en lo que se refiere a la obtención y salida de muestras biológicas que, como se señala, debería ser conocida por la autoridad sanitaria.

Al revisar la producción mundial en biomedicina en una sola de las bases de datos de artículos científicos, se constata que de 3.451 artículos sobre  Ecuador, solo un 10% es realizado desde  Ecuador; es decir que el saqueo y mal uso de las muestras biológicas o datos es hecho por extranjeros, en muchos casos con la complicidad de ecuatorianos.

Hay gente que envía muestras afuera para constar de coautor en una publicación; otros se las llevan en los bolsillos; hay “turistas” que vienen e investigan ilegalmente al Ecuador y luego se hacen famosos por sus hallazgos. Esto lo he vivido por 30 años. Estadounidenses, franceses, italianos, rusos, japoneses, españoles y más, se benefician de la débil estructura legal ecuatoriana. Y de esto no se habla en el reglamento. Claro que el caso waorani y la venta de su ADN despertaron intereses y también ambiciones.

Hay que regular el uso del ADN. Pero, ¿regular a quién? Los investigadores nacionales no tienen apoyo estatal, hay una pobre producción científica, pues solo representamos el 0,02% anual de los artículos científicos publicados en el mundo, pero nos damos el lujo de diseñar un reglamento de control casi policial de lo que pretendemos hacer localmente y colocamos a los científicos en riesgo hasta de ser perseguidos y quedar atrapados en la maraña de procesos burocráticos. En cambio, no se plantea controlar las salidas ilegales ni a los investigadores sin ética que se llevan muestras con o sin complicidad nacional.

El reglamento está orientado a controlar a los pocos ecuatorianos que quieren hacer investigación. No contempla sistemas de control a los extranjeros que roban muestras ni sistemas de denuncia o reclamos internacionales. No habla de oficinas de control de producción científica ilegal extranjera ni se involucra en el control a instituciones como Senescyt, Ministerio de Relaciones Exteriores, Procuraduría u otras. Se diseña un reglamento para el 10% del producto nacional. ¿Y el 90% que se escapa? Es más fácil justificarse con controles internos mientras los extranjeros que saquean muestras están impunes.

Los ecuatorianos debemos investigar nuestra diversidad, incluida la humana, y no ponernos candados a cada paso. Requerimos apoyo para superar el atraso científico, no controles.

Autor: César Paz y Miño

Fuente: www.telegrafo.com.ec