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Desaprovechando fortalezas (I)

Indudablemente la Universidad ecuatoriana necesita ser evaluada y acreditada, pero hay que repensar el modelo de universidad que queremos, ya que la metodología de calificación, pese a reconocer valías, también desconoce potencias, que enfrentadas a la realidad del país desaprovechan fortalezas que tienen las instituciones y que no son adecuadamente ponderadas.

El tipo de calificación aspira a reproducir esquemas de universidades foráneas, sin considerar que tenemos realidades diferentes; una muy importante es el contar con ingentes recursos financieros y talento humano con visión disímil. La calificación incluso relega las necesidades sociales y económicas propias del Ecuador y de América Latina, que en muchos temas ha liderado posicionamientos mundiales.

El modelo de calificación impone un estilo de universidad típica de países hegemónicos, lo que podría conducir a reproducir intereses comerciales y neocoloniales, hasta del conocimiento. Nuestros investigadores podrían ser presa de intereses de extranjeros, con avidez de datos, de productos del país considerado exótico y hasta de muestras biológicas o genéticas, lo que ocurriría al privilegiar en la calificación las cooperaciones como el mecanismo idóneo de producción científica, sin importar si es equitativo. Nuevamente nos alejaríamos de los objetivos nacionales y de propias demandas técnico-científicas: producir ciencia de buena calidad, generada, trabajada, pensada en y para el Ecuador.

El sistema usado, al poner en el mismo paquete todos los ítems de calificación, se priva de resaltar las fortalezas de algunas Universidades y sus institutos de investigación, con líneas de producción original nacional. No considera temáticas de estudios ecuatorianos que nos llevarían a solucionar nuestros problemas. Así, ¿a quién sino a los ecuatorianos interesa conocer que el 30% de discapacidades son producto de trastornos genéticos?, y que el alto índice de consanguinidad (25%) sea su causa.

Cualquiera calificación de una Universidad, condiciona actividades académicas o investigativas. Para los ecuatorianos se convierte en un problema el escoger una carrera. Cada universidad tiene sus fortalezas y esas son las que seleccionan los alumnos; la categorización estigmatiza y no las reconoce,  por lo que se desperdician los baluartes en un país que poco los ha mostrado.

El CEAACES debía acompañar a las universidades, para lograr completar los objetivos necesarios, para que todas sean instituciones confiables y fuertes en beneficio de los ecuatorianos.

Autor: César Paz y Miño

Fuente: www.telegrafo.com.ec