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Modas científicas

Compartimos el artículo de Diario El Telégrafo en el que César Paz y Miño, Decano del Instituto de Investigaciones Biomédicas, nos habla sobre las Modas Científicas.
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La ciencia no es inocente ante las modas investigativas; obedece a tendencias, finanzas e intereses ajenos a ella. Un descubrimiento puede marcar toda una era de desarrollo científico. Así el descubrimiento de la totalidad del genoma humano marca el paso en la actualidad científica. Están de moda todos los “omas”: genoma, proteoma, exoma, lipidoma, microbioma, etc. Esto refleja también el avance tecnológico para lograr los omas.

En un análisis sobre las tendencias o modas de los temas científicos, los investigadores Jen Christiansen y Mark Fischetti, en su artículo ‘Los intereses de la ciencia’ aparecido en el último número de la revista Investigación y Ciencia, examinan las modas de la ciencia recogidas en las portadas de esta como de su revista homóloga Científicos Americanos, en circulación desde 1921.

Es interesante ver cómo los movimientos históricos de la sociedad provocan tendencias de investigación. Considerando 15 grandes áreas científicas, se muestra que la Ingeniería declinó en interés desde 1921 hasta 1950 y se ha mantenido con baja presencia, no así la Biología y ciencias afines como la Medicina y las Neurociencias, que son las de mayor crecimiento desde los 50 a la actualidad, algo atrás la Zoología, la Astronomía, la Óptica y la Mecánica Cuántica.

En el tiempo se ha mantenido con interés constante en portada la Antropología, la Arqueología y la Paleontología. Repunta la Evolución humana con sus grandes logros desde el 2010 y sucede lo mismo con la Innovación.

La Agricultura y la Minería curiosamente han tenido esporádico impacto en portadas. Las Matemáticas y la Química se han mantenido en bajo interés, mientras que la Informática tuvo su auge entre 1970 y 2000.

La ciencia se refleje en los intereses de las sociedades y a veces con poca ética. Muchos investigadores critican el supuesto avance de la ciencia vinculada a la inversión en el desarrollo militar.

Para algunos, hacer ciencia es invertir en investigaciones en armas químicas y biológicas, tendencia repetida en las portadas de las revistas científicas, sobre todo de los 40 a los 70. Aún persiste en los robots guerreros, mejoras genéticas en soldados, drones, guerra de las galaxias y más.

La ética cuenta poco al momento de diseñar una bala más penetrante o manipular virus para exterminios. Incluso los investigadores sucumben ante el poder financiero y suelen justificarse aduciendo que solo son investigaciones. Si el mundo científico y el poder político se unieran en beneficio de la humanidad, se encontrarían mejores herramientas para el bienestar y la paz.