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La OMS y el glifosato

Compartimos el artículo de Diario El Telégrafo en el que César Paz y Miño, Decano del Instituto de Investigaciones Biomédicas, nos cuenta sobre la OMS y el glifosato.
Mira la noticia publicada aquí.

El herbicida glifosato, de los más extendidos en el mundo y utilizado en casas, plantaciones, sembríos, fue introducido en 1974 y se propagó desde 1990 con la aprobación del fabricante, quien sostuvo que este químico no es dañino para la salud si se aplica en dosis adecuadas (1-3%), lo cual contradice estudios que lo descalifican por afectar severamente a la salud.

Así, un sinnúmero de investigaciones han asociado el glifosato a problemas biológicos y moleculares profundos. Ello refuerza nuestras investigaciones en el Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UDLA, que demostraron la problemática genética de las personas expuestas a dicho químico. Recuérdese las investigaciones cuando el glifosato fue asperjado por años en la frontera colombo-ecuatoriana, en dosis antitécnica del 20 al 46%.

Tomando como referencia las dosis recomendadas por el fabricante, el glifosato mostró en el laboratorio: anulación del crecimiento de pupas de moscas de la fruta, alteraciones de los núcleos celulares en raíces de cebolla y cambios dramáticos en las divisiones celulares de cebolla (modelo biológico), cambios en los cromosomas de erizos, mamíferos y humanos. Asimismo, estudios en Argentina, Estados Unidos, Australia y otros países muestran cuán dañino es el herbicida.

Estas evidencias han servido de respaldo para que la Organización Mundial de la Salud, con el apoyo de la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer, reclasifique al producto, colocándolo en categoría 2A, es decir probablemente cancerígeno para humanos, por producir daños en el ADN y los cromosomas, a más de encontrar una relación directa del herbicida con el cáncer del sistema linfático (Linfoma Hodgking) y con cánceres en animales. Adicionalmente, las investigaciones asocian el glifosato con unas 22 enfermedades, como hipertensión, accidente cerebrovascular, diabetes, trastorno de metabolismo de las lipoproteínas, esclerosis múltiple, hepatitis, enfermedad renal aguda y crónica, cánceres de tiroides, hígado, vejiga, páncreas, riñón, leucemias.

Las evidencias son abrumadoras. Las correlaciones estadísticas son contundentes. Sin embargo, el fabricante pretende defender su producto, al aducir que es inocuo y que se lo puede aplicar por ser seguro. Incluso voceros del Departamento de Estado de USA defienden su empleo a gran escala.

Frente a una realidad que consiente el uso del glifosato sin hacer caso de nuevas evidencias que lo catalogan como cancerígeno, se acentúan mucho más las exigencias de científicos de todas partes, para que se limite su uso.

“Un sinnúmero de investigaciones han asociado el glifosato a problemas biológicos y moleculares profundos. Ello refuerza nuestras investigaciones en el Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UDLA…”. (O)