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La investigación y la problemática de patentes (I)

Compartimos el artículo de Diario El Telégrafo en el que César Paz y Miño, Decano del Instituto de Investigaciones Biomédicas, habla sobre las patentes.
Mira la noticia publicada aquí.

Hace unas semanas, científicos del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UDLA participaron en un taller promocionado por la Senescyt que trató el desarrollo de patentes en el Ecuador.

Merece detenida atención el análisis realizado sobre las llamadas ‘patentes de segunda aplicación’. El Pacto Andino, organismo regional del que forma parte Ecuador junto con otros países de Latinoamérica, prohíbe patentar segundas aplicaciones, lo que genera ciertos problemas para la investigación científica útil para países como el nuestro.

Cientos de patentes son registradas en el mundo asociando nuevas moléculas con propiedades terapéuticas, pero una minúscula parte de ellas llega a ser considerada en fases posteriores del desarrollo de medicamentos. De hecho, muchos investigadores patentan moléculas que terminan no teniendo intensión industrial. Si los investigadores ecuatorianos descubren que alguna de estas moléculas puede ser usada para un nuevo tratamiento de alguna enfermedad, no podrían patentar el descubrimiento aquí a bajos costos, y necesariamente tendrían que patentarlo en el extranjero con costos muy superiores.

En suma, al estar impedidas patentes de segunda aplicación, se desalienta el patentar. La única vía posible para los investigadores ecuatorianos de patentar un compuesto químico con una determinada actividad farmacológica, es si los compuestos son químicamente nuevos, lo que conlleva a un problema más complejo: la síntesis química. Es una dura realidad, pero Ecuador no tiene capacidades para las síntesis químicas a este nivel; por tanto, esta vía de desarrollo científico queda imposibilitada de forma inmediata. Por el contrario, este camino sí sigue la industria farmacéutica internacional, aunque estos métodos están cambiando.

El costo implícito en las síntesis químicas y validaciones iniciales de nuevas moléculas es extremamente alto, sin contar todo el costo para las etapas posteriores de desarrollo de medicamentos. Con esto en cuenta, la gran industria está dirigiendo sus investigaciones hacia el ‘reposicionamiento de fármacos’. Esta vía reduce significativamente los costos del descubrimiento de medicamentos pero necesariamente se requiere de patentes de segunda aplicación.

Patentar en Ecuador corre el riesgo de no tener impacto con lo nuevo, o peor aún, que una empresa multimillonaria compre la patente y la guarde de por vida, o que se nos copie el producto y se lo patente fuera del país. Patentar es un proceso costoso, tedioso y, sobre todo, discriminatorio: el resultado es que ‘los pobres no inventan nada’.