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Ateísmo, la otra opción

Compartimos el artículo de Diario El Telégrafo en el que César Paz y Miño, Decano del Instituto de Investigaciones Biomédicas, habla sobre el ateísmo.
Mira el artículo publicado aquí.

El mundo actual, según la región, cuenta entre el 2,3% al 13%, con ateos o personas que no creen en un dios, y del 12% al 23% de no religiosos. Entre los ateos no existe un patrón común de comportamiento, hay mucha variedad, pero se identifican porque la explicación del mundo es la materia y la ciencia, y sostienen que el origen del universo y del comportamiento de la materia se fundamentan en el empirismo racional. El ateísmo incluso demanda de los teístas que expliquen por qué creen en un dios.

Los ateos, los herejes, han sido tradicionalmente mal vistos o perseguidos a lo largo de la historia, entre otras cosas, porque cuestionaron el poder de la fe así como la organización sectaria de las religiones y los argumentos de autoridad religiosa. Epicuro, Mirecourt, Spinoza, Feuerbach, Nietzsche, Sartre, Marx, Freud, Russell, Saramago, son ejemplos de ilustres ateos en la historia, sin olvidar la incredulidad de Darwin y Einstein o el franco ateísmo de Hawking, hasta llegar en la actualidad a los ‘Cuatro Jinetes del No Apocalipsis’: Richard Dawkins, Christopher Hitchens, Daniel Dennett y Sam Harris, llamados así por liderar un movimiento mundial conocido como Nuevo Ateísmo.

El ateísmo se sostiene en el empirismo racional y de la lógica científica; se opone, por tanto, a la noción de lo absoluto, ya que considera que lo absoluto se limita por sí mismo al conocimiento. Cada vez los datos científicos encuentran más lógica racional en el entendimiento del universo fuera de los dioses.

Las religiones invaden las conciencias individuales y sociales. El Barón d’Holbach, ateo del siglo XVIII, decía que “la fuente de la desdicha del hombre es la ignorancia de la naturaleza”, mientras que Marx calificó a las religiones como el “opio del pueblo”, y Freud dijo que las manifestaciones religiosas son producto de una “histeria colectiva”. Me quedo con esta última frase, luego de ver cómo los ‘colorados’ y los ‘verdes’ se entusiasmaron y ‘selfiquearon’ durante el reciente frenesí papal del Estado laico ecuatoriano. Esperancémonos que quede gravada en la memoria colectiva, no solo la imagen del personaje, sino que cumplan los mensajes y preceptos que su religión proclama.

Las religiones sustentan la tradición y detienen muchos avances con sus dogmas, se atribuyen ser el único camino. El ateísmo proclama que no son privativos de los teístas el comportamiento ético y los principios humanistas. La lucha por la libertad, igualdad y fraternidad o los preceptos incas de redistribución y reciprocidad son propiedad y aspiración de toda la humanidad. (O)