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Arquitectura Interior de la UDLA renueva espacios para los niños  

¿Cuál es la relación entre actividades como: vender pasteles o colada morada u organizar eventos, con la carrera de Arquitectura Interior de la UDLA? Muy fácil, el punto en el convergen es cuando los estudiantes hacen todo lo posible para ayudar a quienes más lo necesitan.

Esto y más han hecho los estudiantes del último semestre (ahora egresados) de la carrera, para conseguir fondos con el fin de mejorar las condiciones de la residencia Mini Aldea Hogar Suizo, ubicada en el norte de Quito. Aquí habitan hasta 50 niños en un espacio concebido originalmente para seis. Entre la venta de comida, los auspicios y las donaciones que han gestionado, lograron conseguir un poco más de USD 3 000, de USD 45 000 que necesitan para concluir las intervenciones.

¿Cómo nació el proyecto?

El proyecto surgió como un ejercicio académico, cuando Fernanda Gómez, docente de la carrera les pidió a los estudiantes de 7º semestre, que realizarán una propuesta para mejorar las condiciones en la Casa Hogar. “No quería que quedara solo en el papel sino que realmente se implementará”, cuenta.

Los ganadores de esta tarea fueron tres estudiantes: Juan Morales, Estefanía Verdesoto y María Emilia Contreras, quienes a pesar del presupuesto reducido, se motivaron y decidieron emprender con esta ayuda a la comunidad, a partir de septiembre de 2015. “A cambio nosotros recibimos ser mejores profesionales por el aporte que brindamos”, dice Juan.

Su compromiso va más allá de las aulas ya que en este período de vacaciones de semestre están trabajando en un horario de 9:00 a 17:00 con la ayuda de otros 17 estudiantes de todos los niveles de la carrera. La idea es que al ingresar a clases, los horarios cambien y trabajen en sus horas huecas y durante los sábados. “En julio, durante las vacaciones del siguiente semestre, volverán al horario intensivo de trabajo para concluir las intervenciones en diciembre de 2016”, explica Fernanda.

¿Cómo ayudar?

Durante la etapa de diagnóstico se detectaron varios problemas en las instalaciones como falta de ventilación, de iluminación y de funcionalidad de los ambientes, por ello plantearon soluciones estéticas pero, sobre todo, funcionales, detalla Estefanía.

Reparar las instalaciones que estaban averiadas, principalmente sanitarias fue una de las prioridades. Lo siguiente es crear una cocina y comedor integral, ya que los niños debían llevar las ollas de comida a sus habitaciones con el riesgo que esto conlleva, explican los estudiantes.

Actualmente las necesidades más apremiantes y las que más costo implican son: acabados, pisos, closets entre otros materiales para lo cual seguirán buscando auspicios y recibiendo la colaboración de la Fundación Crisfe.