udla

Experiencias virtuales vs. Reales

Educación Educación

Compartimos la noticia publicada por Revista La Familia en la que Alegría Crespo, Directora de la Facultad de Educación, habla sobre las experiencias en los niños.
Mira la noticia aquí.

Los niños, hoy en día, vienen con el ‘chip de la tecnología’ instalado. Nacen con más conocimiento informático que sus padres y no se diga que sus abuelos. Pueden manejar un teléfono inteligente, una tableta, una ‘laptop’… mejor que cualquier adulto y lo hacen todos los días.

Por ello, cada vez hay más y más niños sumidos en sus mundos virtuales, lejos de la realidad, aislados, atrapados por las pantallas. Y aunque esa tecnología tenga algunos beneficios para los chicos también puede resultar perjudicial.

Según Alegría Crespo, directora de la Facultad de Educación de la Universidad de las Américas (UDLA), la tecnología ha ayudado a “estimular la interiorización de contenidos esenciales en el desarrollo de la primera infancia, así como la estimulación visual y auditiva”.

Además, esta fortalece los lapsos de atención de los pequeños, porque hace que se centren en una actividad a la vez, por ejemplo cuando juegan en una consola.
Sin embargo, también ha afectado la percepción sensorial, porque los pequeños creen que lo que se percibe a través de una ‘tablet’ es la realidad completa y como no tienen experiencias vivenciales que le permitan sentir texturas, percibir aromas, su desarrollo de los sentidos queda limitado, explicó la experta.

El ritmo de vida nos ha hecho esclavos de los beneficios y facilidades que trae consigo la tecnología. Ahora, nadie se imagina una cocina sin microondas o una casa sin televisión o computadora. Nos hemos acostumbrado a tenerlo todo rápido y más fácil, lo que afecta el sentido de trabajar duro por algo y esperarlo pacientemente.

Google nos da toda la información en milésimas de segundos, ya no debemos pasar horas buscando en libros o enciclopedias datos históricos de países tan extraños que no podemos ni pronunciar sus complicados nombres.

Pero Crespo asegura que es necesario “dar una pausa a este ritmo y volver a ciertas cosas sumamente válidas de la educación tradicional. Es decir, fomentar la paciencia, el trabajo arduo, y en cierto modo, hasta el aburrimiento; con el fin de que los niños tengan la necesidad de trabajar en sus destrezas creativas para encontrar nuevas formas de aprendizaje”.

Actualmente, los padres se preocupan más porque sus hijos estén “quietos” y no hagan travesuras, que porque aprendan de la experiencia y la experimentación. Por ello, buscan actividades que les mantengan inmóviles por varias horas, mientras están de visita en casa de sus parientes o en un lugar público y, por lo general, la respuesta es un celular, un videojuego o una tableta.

De allí que los padres son los principales llamados a fomentar esa vinculación con el mundo real. Ellos “deben encontrar tiempo entre semana y el fin de semana, para que el niño esté en contacto con la naturaleza, que sienta la hierba, que corra, que se ensucie con tierra”, explicó la educadora.

Este trabajo, por lo general, se complementa con lo que se hace en las escuelas. En donde la hora del recreo o de la clase de educación física son fundamentales para generar este contacto, que no solo es positivo para su desarrollo sino también para su salud, porque mejora su sistema inmunológico.
Todas las actividades en exteriores tienen una incidencia no solo en la motricidad de los pequeños, sino también su desarrollo cognitivo y socioemocional, “logrando así un crecimiento normal; basado en: experiencia, contacto, sentir, ver, oler, oír; es decir, desarrollar todos nuestros sentidos, permitiéndoles a los niños volver a lo básico y, con ello, abrazar su realidad no algo irreal o virtual”, puntualizó Crespo.
Por ello, lo mejor es lograr una “desconexión” de la tecnología. Que esa sea una herramienta no un estilo de vida, es tarea del hogar, porque eso permitirá además generar un vinculo social mayor entre los hijos y otros niños y también con los padres, lo que generará una relación mucho más fuerte en casa y hará niños capaces de reconocer todo su entorno y aprender más fácil.