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“El triunfo no depende del género de una persona”

Compartimos la entrevista de Diario El Telégrafo realizada a Paola Leone, Investigadora UDLA.
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En un campo dominado por hombres, Leone dirigirá la Academia Nacional de Ciencias hasta 2019.

Redacción Sociedad
Corría noviembre de 2010 cuando un grupo de investigadores nacionales, que solía reunirse en Quito para discutir temas científicos, se planteó la idea de conformar un organismo que lo represente. No fue sino hasta febrero de 2013 que la Academia de Ciencias del Ecuador (ACE) obtuvo su registro oficial. Desde entonces, la entidad fue dirigida por Carlos Soria. Transcurridos 3 años, el mando cambió a las manos de una mujer. La médica e investigadora Paola Leone estará al frente de la ACE hasta 2019.

Desde el Instituto de Investigaciones Biomédicas de la Universidad de las Américas (UDLA), Leone habla del reto que implica dirigir la organización académica nacional, el rol de la mujer en la ciencia mundial, un campo dominado por hombres, pues solo el 30% de investigadores en el mundo son de sexo femenino.

La ACE es una asociación relativamente joven y la mayoría de sus miembros son hombres. Desde ese escenario, ¿cómo incentivar a que las mujeres se involucren y hagan ciencia?

La ACE congrega científicos, sin importar su género, que viven o no en el país. Yo nací en Argentina, pero mis estudios secundarios y de pregrado los hice en Quito. Hay mujeres que han ganado premios Nobel y son una inspiración para otras. Cada uno de los hogares tiene una responsabilidad importante para fomentar eso. Los niños deben ser educados sin importar que sean hombres o mujeres.

¿En su casa, usted fue educada bajo ese pensamiento?

Sí, la guía, el apoyo y el asesoramiento de los padres es clave. Ellos deben identificar a tiempo las destrezas de los chicos. Desde el colegio siempre me interesé por los genes y esto fue una motivación. Recuerdo que en la década de 1980 en Ecuador apenas estaba emergiendo ese campo de estudio. Mis padres, ambos profesionales, me facilitaron la elección de mi carrera. De hecho, mi papá me motivó para que me entrevistara con docentes-investigadores de la Universidad Central del Ecuador (UCE) y de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE). Finalmente decidí estudiar Biología, luego me especialicé en Genética humana.

¿Durante su experiencia como científica ha vivido discriminación por ser mujer?

El triunfo no depende del género. Nunca he sentido discriminación en lo que hago, creo que la clave es haberme adaptado a todo y hacer relación con gente de todo el mundo. Por eso siempre recomiendo a mis estudiantes que viajen y visiten otros países, para que conozcan cómo se maneja en otros lugares la investigación.

¿Qué trayectoria investigativa le permitió acceder a la presidencia de la ACE?

Para pertenecer a la academia se necesita una serie de publicaciones científicas, pero también que las investigaciones realizadas representen un aporte al país. Durante 26 años trabajé en laboratorios de genética humana, molecular y citogenética de Ecuador, Argentina, España e Inglaterra. Mi labor investigativa inició mi tesis de grado. Indagué el daño de los cromosomas y cómo se rompen si están expuestos a varios agentes químicos o físicos. Lo hice con médicos y enfermeras expuestos a radiación. El trabajo duró 3 años. Necesité ese tiempo para conocer el daño de su material genético y observar si mejoraba o empeoraba. En ese tiempo, además de mi tesis hice la publicación de dos artículos en revistas de alto impacto. Luego viajé a España para obtener un doctorado en la Universidad Autónoma de Madrid. Después de algún tiempo volví a Europa para hacer un postdoctorado en Centro de Investigación del Cáncer de Salamanca-CSIC.

¿Después de esa experiencia académica regresó a Ecuador? ¿Realizó investigaciones aquí?

Sí, volví para estudiar tumores del sistema nervioso y me reintegré a la PUCE. Cuando estaba de regreso identificaron que en el cromosoma 22 y en el cromosoma 1, que fueron parte de la investigación que realicé, existían nuevos genes, me dediqué a estudiar esos genes y descubrir mutaciones nuevas en la población ecuatoriana. Durante 6 años investigué las enfermedades genéticas y la leucemia. Como actividad paralela fui docente principal, dirigí tesis de doctorado de estudiantes de todo el mundo. En la actualidad, en un mes publicaremos el libro ‘Genética en el Ecuador, 30 años’. El texto recopila toda la investigación realizada en el país, cómo está la cátedra de genética en las facultades, las conferencias que se han realizado y la celebración del Día del ADN. Esta fecha la instauramos nosotros. El próximo 25 de abril será el tercer año que el país conmemore ese día.

Desde su óptica, ¿cómo está el tema de hacer ciencia o producir investigación en Ecuador?

En los últimos años se han registrado grandes avances. Los primeros estudios de genética (década de los ochenta) se limitaban a conocer más sobre los cromosomas. Ahora investigamos toda la cadena, es decir el ADN. La adquisición de equipos tecnológicos nos permite avanzar. Sin embargo, aún queda mucho por hacer. Actualmente hay una especie de ‘chip’ que permite estudiar todo el genoma en un solo experimento. Esto es un ahorro de tiempo y recursos.

¿Hay esa tecnología en Ecuador?

No, aún no llega. Lo que hacemos es establecer alianzas con otros países que sí cuentan con el equipo. Ellos hacen el experimento, nos dan los resultados, pero lo analizamos hasta llegar a conclusiones.

En los tres años que durará su gestión, ¿qué temas priorizará?

Queremos posesionar a la ACE en el país y el mundo. Tenemos un plan para contactarnos con otras academias. Desde marzo seremos parte de la Red Internacional de Academias Científicas. La idea es que si se genera una noticia de impacto que requiera de una opinión científica, la ACE sea el órgano consultor que emita una opinión especializada. Hay que organizar cursos desde la academia. En los próximos días se incorporarán otros 19 miembros. (I)