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La fábrica del mundo siente una desaceleración

Compartimos la noticia publicada por Diario El Comercio en la que José Luis Fuente, docente UDLA, habla sobre el decrecimiento del Mercado Chino.
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China, la segunda economía más grande del mundo, después de Estados Unidos, lleva cinco años de enfriamiento económico. Este año crecerá “solo” un 6,7%, su peor crecimiento económico en los últimos 25 años, según previsiones del Banco Mundial.

El menor crecimiento del gigante asiático es una preocupación para inversionistas y países que se engancharon a la fortuna del poderoso dragón.

Por siglos, la nación asiática se pensó hacia adentro, una China encerrada en sí misma. La muralla china, una de las obras de arquitectura e ingeniería más espectaculares de todos los tiempos, es quizá el símbolo más claro de esa filosofía. Pero desde hace casi tres décadas, esta nación asiática registra un impresionante crecimiento económico basado en la producción industrial.

José Luis Fuente, docente de Relaciones Internacionales de la Universidad de las Américas (UDLA), explica que a finales de 1970 China cambió su modelo de desarrollo, de un sistema político y económico controlado por el Estado a un esquema político controlado, pero económicamente de mercado.

En los años noventa China emprendió una agresiva política de industrialización y también de expansión hacia el exterior, que incluyó la internacionalización de sus empresas estatales. “En los años noventa va a crear una tendencia de crecimiento constante del 8% que marcará el ritmo de su economía durante más de una década”, indicó el catedrático.

China también se convirtió en el principal mercado mundial. “Tiene una gran cantidad de consumidores. Todo el mundo quiere venderle a China, desde las grandes economías globales hasta los países emergentes. Tiene todo un potencial de desarrollo y eso ha hecho que la economía china vaya pesando más dentro del concepto de la globalidad como economía emergente”, anotó Fuentes.

La nación asiática es también la “fábrica del mundo”, una gran dinamizadora de la economía mundial, pero también un gigante sediento de petróleo y otras materias primas, lo cual le ha llevado a mirar al exterior. La cruzada hacia la internacionalización ha estado a cargo de sus principales empresas petroleras (CNPC, Sinopec y Cnooc), las cuales han apostado por entrar a países productores de todo el mundo, especialmente de América Latina.

“Consumo de alimentos, autos, materias primas sostuvieron el crecimiento de la primera a partir del 2000. Cada vez adquiere mayor importancia y cada vez que no crece como antes los principales afectados de esto son los países de América Latina”, dijo Fuentes.

La expansión mezcla dos estrategias: adquisiciones y fusiones en el exterior, y financiamiento atado a la participación de empresas chinas en el desarrollo de proyectos públicos en países emergentes.

Esto explica en parte que a pesar de la desaceleración que experimenta su economía en los últimos años, las empresas chinas aún ocupan los primeros sitios en la lista de las empresas más grandes del mundo, según Forbes.

Los bancos chinos acaparan los tres primeros puestos del ranking anual global de empresas públicas más grandes del mundo publicado este año por esta revista especializada.

El ICBC (Industrial and Commercial Bank of China por sus siglas en inglés) ocupa el primer lugar de la lista.

Le siguen el Banco de Construcción de China y el Banco de Agricultura de China, que además conservaron sus posiciones de liderazgo, a pesar de la desaceleración de la economía de su país que ha perjudicado sus ganancias.

El ranking Forbes se basa en una puntuación compuesta por métricas a las que se asigna el mismo valor: ingresos, utilidades, activos y valor de mercado de las compañías. La lista cuenta con 2 016 empresas públicas de 63 países.

Otras gigantes estatales chinas que están en el listado son China Mobile, Sinopec, Banco de Comunicaciones, China Life Insurance y otras.

China también es un gran inversionista. En el 2015, el país asiático fue la nación emergente que más inyectó capitales en el exterior después de Hong Kong, según el Informe sobre las inversiones en el mundo en el 2015 de la United Nations Conference on Trade and Development (Unctad).  ​

Gran parte del dinero que sale de China es producto de inversiones de sus firmas en el exterior. En 2015, la inversión extranjera directa en el extranjero superó los USD 127 000 millones, un crecimiento geométrico comparado con los 2 518 millones que se enviaron en el año 2002.

Para reactivar la economía el Gobierno de Pekín habla desde hace algún tiempo de saltar de una economía liderada por la industria manufacturera a una más dependiente de los servicios, aunque el cambio tomará tiempo.

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