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Grupo de género de la UDLA avanza en sus reflexiones

Tomar conciencia de la desigualdad es el primer paso para reflexionar en torno a los roles culturales que la sociedad asigna a las personas.  Y para ello un primer paso es observar la manera cómo nos relacionamos y asumimos nuestra cotidianidad en nuestros entornos inmediatos.

Este es uno de los temas que se profundizaron en el club de estudio de género conformado por docentes, administrativos y estudiantes de la UDLA, que clausuró las actividades de este semestre, el viernes 20 de enero de 2017. El cierre se dio con una exposición de Ana Martínez, Docente de Medicina de la UDLA.

Fue precisamente ella quien planteó esa primera idea a los integrantes del grupo y motivó a tomar conciencia de que hay temas que no son de intrínsecos a un género como se suele pensar sino que son asignados.

“No es natural que las chicas deban arreglarse mucho para agradar al hombre, que tengan que jugar con muñecas; que los hombres deban ser o sentirse súper héroes o que no se dediquen a las labores domésticas. Eso no es natural, es cultural”, ejemplificó Ana.

Esta y otras prácticas son las que generan la violencia de género. Y para mayor evidencia pone como muestra el hecho de que las mujeres entren gratis a ciertas discotecas. “Ahí están convirtiendo a la persona en un objeto. Hay que cuestionar por qué es gratis”, dijo.

Los casi 30 integrantes del grupo se reúnen una vez por semana. Los alumnos son de las carreras de: Psicología, Comunicación, Medicina e incluso hay una estudiante de la Universidad Católica que también participa.

El club se abre cada semestre. Por el momento, acaban de concluir el primer módulo de formación y reflexión por lo que el siguiente período académico se iniciará el módulo 2 que reunirá a quienes hayan concluido la etapa uno, explicó Paula Yépez, Docente de Psicología y coordinadora del grupo de estudio de género.

Los micromachismos

Por su parte, Ana, concluyó su exposición explicando que la base de la violencia de género son los micromachismos que son prácticas cotidianas que muchas veces no son tomadas en serio y se siguen reproduciendo en la sociedad.

Los piropos a las mujeres cuando pasan por la calle, el paternalismo, el control del dinero, la no participación del hombre en las labores del hogar son ejemplo de ello.

El problema para Ana, es que esta es la raíz de un problema mayor que puede concluir con violencia de tipo físico como los asesinatos.

“Lo importante es que los hombres reconozcan su supremacía de género”, explicó. (DB)