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Un diagnóstico de las psicopatologías de superhéroes y villanos, en la Udla

Por un periodo de dos días, los superhéroes y villanos más conocidos del universo de los cómics se toman un descanso en sus intentos por salvar o destruir al mundo y exhiben, a través de sus experiencias personales, las psicopatologías que sufren. Esto, bajo los estándares del DSM-5, el manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría.

Este martes 16 y miércoles 17 de mayo de 2017, los estudiantes de Psicología en la Universidad de las Américas (UDLA) que cursan su quinto semestre y toman la materia de psicopatología realizaron una feria que va de la mano con la Semana de Psicología en este centro de educación superior.

La temática de esta edición del evento anual gira en torno a los superhéroes y villanos del mundo del cómic. A través de varios ‘stands’ repartidos por el hall principal del campus de la universidad, los estudiantes exponen a invitados (la mayoría estudiantes secundarios) sobre las experiencias que han marcado las vidas de estos personajes.

Ya sean héroes o villanos, todos han tenido experiencias que los han marcado y características personales que los encasillan. Por ejemplo, Thor y Iron Man presentan rasgos narcisitas en su comportamiento diario. Por otro lado, el antagonista del Capitán América, Cráneo Rojo, presenta un diagnóstico de trastorno antisocial de la personalidad, un tipo de psicopatía; al igual que Batman, que también presenta rasgos de este tipp.

José Antonio Calderón, coordinador académico de Psicología en la UDLA, asegura que según las distintas corrientes, se pueden abordar las psicopatologías desde tres enfoques distintos: algunos aseguran que se deben a eventos traumáticos durante la vida del paciente, otros, que son características con las cuales las personas nacen y la tercera pone énfasis en la biología del ser humano como un factor influyente. Desde el punto de vista de Calderón, “es una unión de todo esto y también tiene mucho que ver la historia específica que va viviendo cada una de estas personas”.

José Antonio Calderón es el coordinador académico de la carrera de Psicología en la UDLA. Foto: Valentín Díaz / EL COMERCIO

José Antonio Calderón es el coordinador académico de la carrera de Psicología en la UDLA. Foto: Valentín Díaz / EL COMERCIO

La idea de la feria es demostrar que héroes y villanos no son tan distintos entre sí y analizar cómo sus experiencias personales a lo largo de su vida han influido en sus decisiones o en sus comportamientos.

Lo “peligroso” de los diagnósticos apresurados, dice Calderón “es pensar que las etiquetas son importantes. Los diagnósticos solo sirven para ponernos de acuerdo. No te dice mayor cosa sobre la persona; esta tiene toda una historia. No todos los psicópatas, por ejemplo son iguales; puedes encontrar psicópatas como Cráneo Rojo o como Batman”.

En ciertos contextos, asegura el académico, es importante identificar las patologías. En el ámbito laboral, por ejemplo “si tienes ciencias que tratan directamente con la salud de las personas como psicologos, médicos o fisioterapistas, sería importante hacer una buena selección para las personas que entran a estudiar estas carreras, porque están tratando con vidas”.

Pero el profesor universitario enfatiza en que los tests para identificar estos trastornos “no necesariamente van a ser certeros. Puede ser que termines excluyendo a personas que no necesariamente tengan estas patologías”.

Llevar a cabo un diagnóstico de un paciente, puntualiza “no es tan simple como hacer un test. Se debe tomar en cuenta la historia clínica, tiene que evaluarse a la persona en ambientes naturales”, entre otros pasos a seguir por parte de los profesionales.

Explica que a veces se puede llegar a un “sobrediagnóstico”. Es decir, darle la noticia a una persona que sufre alguna patología puede resultar en que aumenten los niveles de ansiedad en el paciente. Pero, de igual manera “hay personas que se pueden explicar ciertos comportamientos en sí mismos a partir de un diagnóstico”.

Desde la visión de Calderón, “es muy importante hacer un proceso con el paciente, para que este primero sienta que ese diagnóstico que se le da está validado por todo lo que se hizo con él antes. Segundo, está entender al paciente” para saber cómo se le va a dar la noticia.

Por último, concluye el docente, “a una persona no le sirve el diagnóstico solo”. Posterior a esto, debe existir un trabajo constante por parte del terapista y se debe detallar los pasos que se van a seguir a raíz del diagnóstico.

Este contenido ha sido publicado originalmente por: EL COMERCIO