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Pequeñas acciones reducen la huella ecológica personal

Estudios determinan que los hombres generan un mayor impacto al ambiente con sus rutinas diarias y alimentación.

Los hábitos de consumo determinan el impacto o huella ecológica que cada persona genera al medio ambiente, es decir se evalúan las áreas de tierra y agua biológicamente productivas que se requieren para elaborar los recursos que la población específica consume; y para absorber los desechos generados.

“La huella ecológica está dada por toda la cadena de producción que significa tener en la mesa, por ejemplo, una lata de atún, los preservantes que se emplean, la cantidad de especies que se pescan para eso, entre otras cosas”, refiere Daniel Hidalgo, químico ambiental y docente de la Universidad de las Américas (UDLA).

Según un estudio desarrollado en Suecia por Riitta Räty y Annika Carlsson-Kanyama, investigadoras de Swedish Defence Research Agency (FOI), las costumbres que tienen los hombres los hacen propensos a un mayor uso de la energía, se da sobre todo en el transporte y la ingesta de carne que trae consigo toda una cadena desde la producción del pasto, riego y otros.

“Las mujeres usan con más frecuencia el transporte público (…) y su alimentación está dada sobre todo por vegetales y frutas”, dice la investigación. Este aspecto también se replica en el país. De acuerdo con los expertos consultados las mujeres suelen ser más eficientes en el uso de los recursos.

“En las comunidades rurales es más frecuente ver cómo las mujeres se ocupan de todo lo que representa el consumo familiar y utilizan al máximo cada uno de los ingredientes con los que cuentan; mientras los hombres se dedican a la agricultura a gran escala con químicos”, contó Ricardo Buitrón, responsable del área urbana de la ONG Acción Ecológica.

El mismo criterio comparte el catedrático Hidalgo, para quien la mujer genera menor impacto también en la alimentación porque tiene más cuidado en los productos que ingiere y generalmente son frutas y verduras orgánicas en lugar de procesados.

“La mayoría de ellas tiene mayor conciencia ambiental y económica (ecoeficiencia) que los varones y eso se traslada a su vida diaria. Generalmente van a la tienda cercana a comprar pan, cuando los hombres prefieren ir en auto al supermercado”. En el estudio denominado ‘Las mujeres, los hombres y el cambio en el medio ambiente’ se aclara que en la mayoría de las regiones del mundo, ellos juegan un mayor papel que las féminas en la explotación de los recursos naturales con fines comerciales: industria maderera, pastoreo, pesca, explotación minera y extracción de productos forestales.

El impacto de la capital

Quito fue la primera ciudad en el país en medir la huella ecológica. En 2011 el estudio desarrollado por el Cabildo determinó que la huella ecológica de un quiteño promedio fue 25% mayor a la de un ecuatoriano.

“Nuestra huella supera a la de un ecuatoriano promedio en todos los sectores y en algunos casos, como el de movilidad, generamos un impacto sobre el planeta un 69% mayor que el resto de habitantes de Ecuador”, fue una de las conclusiones a las que llegó la investigación. Se estima que a 2050, el 70% de la población viva estará en las ciudades por lo que se hace un llamado a los habitantes citadinos a cambiar su cultura y promover la adopción de estilos de vida más sustentable.

Al momento se requieren 1,5 planetas Tierra para brindar los recursos, bienes y servicios necesarios para cada año. Por ello la proyección es que a 2030 se necesitarán 2 planetas y al 2050 se necesitarán 3. Aquello es en razón de que se corta más madera de la que los árboles pueden producir.

Además, se extrae el agua a una velocidad superior a la que necesita el acuífero para reponerse; y el CO2 que se genera se lo hace tan rápido que no se permite a los océanos y a la vegetación tener el tiempo para absorberlos.

Factores que disminuyen el impacto hacia el planeta

El Ministerio del Ambiente (MAE) tiene una calculadora de huella ecológica que consulta sobre aspectos como el consumo de productos animales, miembros de la familia y la adquisición de muebles en el año.

En caso de que una persona consuma en promedio 4 veces a la semana productos lácteos y carne en la misma frecuencia y su comportamiento también tenga el resto de la población, es que se requeriría la capacidad regenerativa equivalente a un planeta por año para asumir.

En la misma página se dan consejos para reducir la huella ambiental personal con aspectos tan simples como utilizar focos ahorradores o desconectar electrodomésticos. Hidalgo recalcó que está comprobado, por ejemplo, que si un cargador permanece conectado consume energía al igual que una televisión.

Los expertos también recomiendan utilizar transporte público, bicicleta o caminar en lugar de autos particulares y cuando no haya otra alternativa, al menos compartir con vecinos o compañeros la movilización en el automotor privado.

Otro punto básico es el uso del agua en cada actividad que realizamos, desde lavarse los dientes hasta la limpieza de la casa. “Al bañarse se debe cerrar las llaves y en lo posible reutilizar el agua de la lavadora para asear el patio o en otros menesteres”, dijo Buitrón. (I)

DATOS

  • En 2006 Ecuador tenía una huella ecológica de 25,2 millones de ha globales y una biocapacidad de 30,3 millones de ha globales.
  • Ese mismo año, la huella media de un quiteño era de 2,4 gha y de un ecuatoriano promedio 1,9 gha.
  • El índice de autos en el país era de 63 por cada 1.000 habitantes, mientras Quito tenía 174 autos por cada 1.000 habitantes.
  • El 10% de la población quiteña con ingresos más altos tiene una huella per cápita cercana a la de las naciones europeas. (I)

Esta noticia ha sido publicada originalmente por Diario EL TELÉGRAFO.