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Conocimiento científico de libre acceso

Para que una investigación sea difundida ha sido casi obligación publicarla en una revista especializada de alto impacto e indexada, es decir calificada y aprobada por la comunidad científica, “respaldada” por las empresas dueñas de las editoriales científicas. Por ejemplo, 800 empresas europeas publican la mitad de los trabajos científicos del mundo y son, además, “dueñas” del artículo y de los derechos de autor.

Frente a esto, a partir del 2005 se impulsó el movimiento “Open Access” (OA), que pretende que las  publicaciones científicas rigurosas, con evaluadores expertos y comités editoriales estrictos, sean abiertas para los investigadores a través de Internet, sin restricciones. Solo el 20% está en este medio al momento. El OA intenta romper la dependencia que los investigadores tienen con el negocio de las editoriales. Ciencia libre para las personas es el objetivo, más aún si los estados destinan dinero público para investigaciones que son publicadas en medios privados y luego deben ser compradas por los mismos investigadores a altos costos, que además cedieron sus derechos a las revistas.

El manejo privado del conocimiento afecta a los investigadores, quienes deben basar sus innovaciones en conocimientos previos, publicados en revistas caras con limitado acceso. Por esto, el OA se extiende cada vez más. Desde el 2005 se incrementaron en 17% las publicaciones en OA y, en salud en particular, crecieron multiplicadas por 16, considerando que el último año se publicaron 1,7 millones de artículos científicos.

La necesidad de difundir la ciencia a costos bajos o nulos es imperiosa. Europa pretende legislar e impulsar leyes que obliguen a difundir los trabajos “a través de repositorios temáticos institucionales de acceso abierto cuando la actividad investigadora esté financiada mayoritariamente con fondos de los Presupuestos Generales de los Estados”, pero en América hay la tendencia a mantener el “negocio de la ciencia” como está, lo que demuestra que la ciencia no es neutral ni bondadosa; obedece al mercado y a las finanzas.

Publicar en una revista indexada y cara toma hasta un año y el acceso es solo para subscriptores. En un OA, en 10 minutos se completa el formulario y miles de usuarios de Internet pueden tener la investigación en sus manos. Open Access es una alternativa para las instituciones académicas y centros de investigación y por supuesto para Estados como el Ecuador que deberían tener un sitio oficial de ciencia con los trabajos de sus investigadores, y así legitimar la investigación nacional.

Autor: César Paz y Miño

Fuente: www.telegrafo.com.ec