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Deberes cívicos

PLa Universidad es una casa espiritual
muy grande y sus puertas siempre están
abiertas para el estudio, la investigación
y no es ajena al debate ni a la
polémica de altura sobre los temas que agitan
la agenda nacional. Sus objetivos fundamentales
son académicos, los mismos que justifican
su existencia cuando se la identifica como
un claustro. En él la docencia es un reto y una
vocación; por su parte, el estudio es una tarea
sistemática con una visión hacia el futuro personal
de estudiantes y docentes, así como de la
patria. Todo esto implica que al mismo tiempo
el alma mater vibre ante los acontecimientos
que conmueven o afectan a la comunidad, al
país y al mundo.
En este contexto, las especialidades profesionales
que se imparten en la Universidad deben
tener una conexión real e inmediata con el entorno
social , pues estudiantes y profesores no
pueden ser habitantes aislados en una isla, frecuentemente
azotada por poderosas tormentas
y furiosos huracanes. En esas desafiantes
circunstancias, la Universidad estará presta
a toda participación y asistencia posible. Sin
embargo, la universidad no puede ser asidero
de ejercicios políticos encubiertos o sesgados y,
mucho menos, proclive a exclusiones o militancias
raciales, xenófobas o religiosas.
La universidad debe ser promotora de encuentros
y foros interuniversitarios, a fin de
que la sociedad comprenda que se estudia con
profundidad, se investiga con tesón sin dejar
de estar en continua observación de los problemas
locales y nacionales, con altura e inteligencias
académicas.