udla

Investigación en animales

La Asamblea Nacional discute la Ley de Protección de Animales Domésticos y de Compañía, y de su lectura surgen cuestiones a analizar. Tradicionalmente, varios animales han sido de utilidad para la investigación biomédica y han ayudado a la humanidad a entender la problemática funcional humana.

Recordemos a los astronautas Laika y Enos, a los perros de Pavlov o a Dolly, la oveja clonada, así como otros miles de animales que han ayudado a comprender el corazón, la regeneración de tejidos, el cerebro, la respuesta a fármacos y más. Coincide con el interés de la Asamblea el Primer Taller de Introducción a la Ciencia y Bienestar de Animales de Laboratorio, organizado por el Programa Nacional de Control de las Parasitosis desatendidas en el Ecuador (Propac), con el apoyo del Instituto Nacional de Investigación en Salud Pública (Inspi) y la Senescyt, con la finalidad de entender su utilidad y buenas prácticas de sustento bajo normas internacionales.

Por su complejidad, normas de calidad y altos costos, en  Ecuador existen contadas instituciones que utilizan animales para experimentación y cuentan con bioterios técnicamente construidos.

La experimentación en animales genera cuestionamientos a nivel mundial y local. Quienes defienden a ultranza que no se utilicen animales, han planteado que se deben buscar otras alternativas, como uso de modelos cibernéticos, computacionales, hologramas o chips, cultivos celulares y de tejidos; lastimosamente, a la hora de las pruebas biológicas, nada reemplaza a los animales.

Cualquier modelo tiene de inicio un problema: es solo un modelo. Al momento de probar una técnica quirúrgica o un producto para luego exponerlo a la población, incluso los modelos animales fallan; por eso, una vez culminados los experimentos de diseño y pruebas en animales pequeños, se prueba en grandes y luego en voluntarios humanos. Solo el uso a gran escala revelará las bondades o los problemas reales de un producto. Así, se pensaba que un fármaco probado para las leucemias sería la panacea, pero el tiempo mostró que solo un 90% de personas respondió adecuadamente y sobrevivía.

Para los defensores del uso de animales para investigación, un argumento pesado es la confiabilidad y reproducibilidad de los ensayos para su posterior uso humano.

Lo que podría ocurrir, por una visión oscurantista con ejemplos en la historia de la ciencia, es que caigamos en prohibiciones absurdas, controles y normas burocráticas que impidan realizar investigaciones que la sociedad demanda y que son tan necesarias para la ciencia del país.

Autor: César Paz y Miño

Fuente: www.telegrafo.com.ec