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Transgénicos: ¿Reducen el Hambre?

Compartimos la noticia publicada por Diario El Comercio en la que Pablo Coba, docente UDLA, habla sobre los transgénicos.
Mira la noticia original aquí.

El aumento de la producción y la opción de añadir micronutrientes contrastan con las implicaciones en el ecosistema.

Maíz, algodón, soya y colza. Estas cuatro especies abarcan la mayor superficie de cultivos sembrados con transgénicos en el mundo. Principalmente, se destinan a la producción de piensos (balanceado) para la ganadería; combustibles o aceites industriales y a la fabricación de ropa.

Los organismos modificados genéticamente (OMG), de cuya derivación se obtienen productos transgénicos, han sido objeto de un debate que gira en torno a su posible uso para reducir la brecha del hambre en el mundo y a sus implicaciones  en el ecosistema.

Pablo Coba, docente de la Universidad de las Américas (UDLA) especializado en bioquímica farmacéutica y de alimentos, dijo que la modificación genética de un organismo mediante la acción del hombre no es una medida contemporánea. De hecho, recordó que los incas obtuvieron babaco mediante cruces naturales  de especies distintas.

El avance tecnológico y sus nuevas herramientas, como la ingeniería genética, han logrado acortar el tiempo de manipulación natural, traspasando información genética de un organismo a otro con el fin de mejorar sus características para la producción. Lo que se logra, recalcó el experto, es que los OMG se adapten a  condiciones más extremas, tengan una mayor resistencia a las plagas y mejoren algunas de sus características internas.

Un informe publicado por el Servicio Internacional para la Adquisición de Aplicaciones Agrobiotecnológicas (Isaaa, por sus siglas en inglés)  da cuenta que los cultivos transgénicos a nivel global aumentaron de 1,7 millones de hectáreas en 1996, a más de 175 millones de hectáreas en el 2013. Estados Unidos, Brasil, Argentina y Canadá son los países que más producen estos compuestos.

Pero a la par de ese incremento, también se eleva el número de  organizaciones que denuncian los efectos adversos del uso extendido de transgénicos.

Grain, una ONG internacional que apoya a campesinos y movimientos sociales para lograr sistemas alimentarios comunitarios basados en la biodiversidad, asegura que uno de los efectos de la problemática son los ‘desiertos verdes’. Es decir, extensas plantaciones de   transgénicos, responsables del aumento de la deforestación, monocultivo y el desperdicio de hectáreas de tierras fértiles.

Al resistir altas dosis de herbicidas e incorporar toxinas que eliminan algunas plagas, Grain afirma que los transgénicos permiten realizar fumigaciones a gran escala, por lo que los químicos se esparcen en la atmósfera, aumentado las concentraciones de elementos nocivos y diezmando la población de insectos.

Paola Carrillo, ingeniera agrónoma y experta  en nutrición y seguridad alimentaria, considera que esos efectos no deben ser atribuidos solo a los transgénicos, sino a la agricultura industrial como tal. De ahí que, a su criterio, no se debe analizar la posibilidad que implica aumentar la velocidad de la producción, sino la de mejorar la calidad de los productos.

La experta citó el ejemplo de un transgénico de camote desarrollado en África, al que se le añadió una proteína que aumenta las concentraciones de vitamina A. “Con la mejora genética se pueden añadir micronutrientes que en verdad combatan el hambre”. Otro caso es el de tomates transgénicos, capaces de crecer en condiciones de sequía extrema.

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO)reveló que 55 países tienen una política de tolerancia cero para los cultivos transgénicos no autorizados. A criterio de Coba,  establecer  las diferencias entre un producto transgénico y otro normal requiere un análisis científico minucioso y tecnología que no tiene el país.

El pago de  patentes por las semillas transgénicas y  el accionar de las empresas transnacionales que las distribuyen,  es otro eslabón que empaña los beneficios de la genética.