udla

La investigación y la problemática de las patentes (III)

Compartimos el artículo de Diario El Telégrafo en el que César Paz y Miño, Decano del Instituto de Investigaciones Biomédicas, habla sobre las patentes.
Mira la noticia publicada aquí.

No todo el panorama es negativo en patentes. Ecuador, al no permitir patentes de segundas aplicaciones, impide que la industria farmacéutica lo haga; y el país estaría en libertad de usar su propia industria genérica en una nueva aplicación, con costos inferiores. En este caso la regulación del Pacto Andino es ventajosa.

Estamos frente a una encrucijada: el Pacto Andino nos protege del monopolio farmacéutico, pero al mismo tiempo frena las nuevas tendencias del desarrollo de medicamentos, lo que en países como el nuestro conduciría hacia estrategias de investigaciones costosas y poco viables en el espacio científico nacional.

La síntesis de una nueva molécula requiere investigación previa y flujo continuo de reactivos, uso de equipos especializados de forma rutinaria, y personal especializado en estas áreas. Estos renglones, en especial los dos primeros, son impedimentos para el descubrimiento de nuevos medicamentos, incluso los que se originen en investigaciones en biodiversidad y medicina ancestral.

Los mismos obstáculos que enfrentaría una industria farmacéutica con grandes recursos económicos también se aplican a la industria nacional, no quedando otra alternativa que recurrir de forma exclusiva a la producción de medicamentos genéricos, dejando al margen la investigación y desarrollo de nuevos fármacos.

Si la industria farmacéutica internacional, aun con sus grandes monopolios y recursos, está cambiando sus estrategias, las estrategias políticas nacionales deberían ser revisadas para favorecer el desarrollo y crecimiento de la incipiente industria farmacéutica.

Dos de nuestros investigadores en el Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UDLA, Eduardo Tejera y Maykel Cruz, están orientando su esfuerzo con nueva visión. El primero, a través de la bioinformática y el segundo, de la quimioinformática. Con ambas herramientas se buscan químicos virtuales o diseñados por computadora y sustentados en bases de datos públicas gigantes; posteriormente se realizan asociaciones, se postulan nuevos enlaces químicos y, en suma, se crean nuevos fármacos por computadora; luego se prueban de manera virtual, se realizan ensayos teóricos y finalmente se los puede patentar. Lastimosamente no podemos librarnos de las exigencias internacionales ni de la síntesis química si queremos hacerlos funcionales.

Debemos entonces buscar un camino más digno para liberarnos de las ataduras de las patentes. El nuevo código Ingenios contempla algunos caminos, pero reafirma en el tema patentes lo que hemos discutido.