udla

Negociantes del clima

Compartimos el artículo de Diario El Telégrafo en el que César Paz y Miño, Decano del Instituto de Investigaciones Biomédicas, habla sobre los negociantes del clima.
Mira la publicación aquí.

Utilizar la naturaleza para beneficio humano ha sido el eje fundamental del progreso de las sociedades, pero su abuso ha puesto en peligro a la propia humanidad y a otras especies que se ven afectadas por los dramáticos cambios del clima, generados, sobre todo, por las emisiones de gases que provocan el efecto invernadero.

A finales de este mes se llevará a cabo en París la reunión sobre cambio climático y sus efectos. Un punto clave son los efectos en la salud, al menos así se desprende de la reunión preparatoria del COP21. Pero el cambio climático es más complejo. Se estima que se producirá un aumento del 100 millones de pobres en el mundo. El 51% de países no tiene una política clara sobre las medidas a tomar para evitarlo. El 85% de personas vive en las zonas de sequía del mundo que tendrán una baja de producción prevista del 5% hasta 2030 y del 30% hasta 2080.

La exposición a partículas finas del aire está asociada al cáncer (pulmón, vejiga, piel), aumento de la mortalidad por problemas cardiovasculares, enfermedad isquémica del corazón, accidentes cerebrovasculares, asma y algunas enfermedades infecciosas emergentes, como malaria, tuberculosis, diarreas y malnutrición, que determinarán 250 mil defunciones anuales más. La Unión Europea destinará 53 millones de euros para los países en vías de desarrollo para que alivien los efectos del cambio climático. Pero esto aparece más como un mitigamiento de conciencia a una doble moral.

Los responsables del cambio se han empeñado en minimizar la problemática y se han obstinado en ser espectadores y usufructuadores. China y Estados Unidos tienen visiones curiosas de su responsabilidad en el daño ambiental. China se ha mostrado más abierta a modificar sus políticas de contaminación y acepta cambiarlas hasta 2030, mientras que Estados Unidos ha sido más empecinado en su esquema productivo, lo que hace especular que los verdaderos contaminadores del planeta y responsables del cambio climático prefieren pensar en sus ganancias. Es poco probable entonces que los opulentos acepten modificaciones.

Se pretende trasladar la responsabilidad del daño ambiental a los individuos mediante campañas de ahorro, de no contaminación con basuras clasificadas, etc., pero no se enfrenta a los grandes contaminadores. Se lavan conciencias en las reuniones, pero no se aceptan responsabilidades en lo que la OMS advierte como aire poco limpio, aguas contaminadas y muertes. Quizá la reunión del clima no se convierta en una sesión de quejas, más que de propuestas y compromisos reales.