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Hospitalidad y Turismo prepara a sus alumnos para asumir los retos de la industria

¿Has pensando que cuando vas a un hotel pones tu vida en manos de extraños? Son ellos los responsables de que te sientas con salud y bienestar. Un pequeño error puede significar una grave complicación para ti y tu familia.

Por eso, para garantizar la calidad del servicio, la hotelería debe entenderse como una continua atención al detalle, es la mística de servicio, tal como la define Mónica Alatorre, Decana de la Escuela de Hospitalidad y Turismo de UDLA.

Y uno de estos detalles es la presentación personal. “Cuando vas a una cita con un médico esperas que tenga una bata, que luzca profesional y que tenga sus títulos colgados en la pared”, dice Mónica. Explica que esto sucede porque cuando se presta un servicio de intangibles los consumidores buscan una referencia a través de los sentidos, especialmente de la vista.

Esto mismo sucede cuando acudimos a un hotel. Las instalaciones nos dan un indicio pero también el personal que nos brinda la atención debe lucir impecable para inspirarnos confianza.

Con este antecedente y, desde este semestre, la Escuela ha implementado el código de presentación personal que consiste en que los alumnos y docentes acudan a la universidad vestidos de acuerdo a lo que se conoce como business o smart casual los lunes, martes y jueves; mientras que el miércoles deben usar traje de acuerdo a lo que determina el código de business formal. Los viernes son casuales.

Esta normativa incluye el uso de maquillaje discreto, joyería adecuada, no utilizar pantalones rotos, puperas, escotes, entre otros aspectos.

El objetivo académico

Esta medida permitirá a los estudiantes estar listos para los retos de la industria de la hotelería que todavía se rige bajo estrictos códigos de vestimenta. “Cuando trabajas en un hotel en cualquiera de los cargos, incluso siendo gerente, deberás estar preparado tanto entrar a la cocina como para recibir a un dignatario y por eso tu vestimenta debe ser la adecuada”, explica Mónica.

La intención es que los alumnos conozcan de antemano estas normas de la industria y que estén preparados para asumir todo tipo de retos desde trabajar en un hotel cinco estrellas y atender las exigencias de los huéspedes hasta tratar con el personal administrativo y de servicios, etc. “El turismo es un actividad demasiado versátil y lo que queremos es que los estudiantes conozcan de todo para que puedan desenvolverse bien en cualquier ambiente”.

Detalla el caso de las aerolíneas donde todo está regulado: “el alto de una falda, los anillos, el color, el largo de las uñas, el tipo de peinado…”. Todo tiene sentido cuando se entiende que se presta un servicio que es intangible y que incluye la manipulación de alimentos, cumplimiento de normas de higiene y estar listos en caso de cualquier emergencia o eventualidad.

Mónica indica además que esta medida genera identidad como sucede con la vestimenta que usan los estudiantes de Medicina o los de Gastronomía que tienen sus prendas específicas. En ambos casos se presta un servicio directo a las personas y eso genera un impacto visual positivo en los pacientes, comensales o clientes, según sea el caso. (DB)