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Cine Foro “Voces de la Amazonía”

La Carrera de Derecho organizó un cine foro denominado, ‘voces de la Amazonía’, el pasado 13 de octubre en el Auditorio del Campus Queri.

Con un auditorio repleto, se desarrolló el cine foro  ‘voces de la Amazonía’, que organizó la Carrera de Derecho con la presencia de Margerie David, co-productora del documental “Voces de la Amazonía”, y las docentes de la Escuela de Derecho de la UDLA, Valeria Noboa, y Rosana Granja, expertas en materia ambiental.

El evento se desarrolló el pasado 13 de octubre, en el Auditorio del Campus Queri, con la presencia de docentes, estudiantes y profesionales del derecho. La entrada a este evento académico fue abierta y sin costo.

OMNIA converso con Marie David, quien nos contó un poco acerca de este documental y su mensaje.

 ¿Podrías contarnos un poco acerca del documental “Voces de la Amazonía”?

El documental habla de la Amazonia del Ecuador. De Sarayaku a Yasuní, pasando por Lago Agrio, región diezmada por la multinacional Chevron Texaco.  Varios pueblos originarios siguen intentando que se escuchen sus voces. Denunciando los impactos sociales, culturales, ambientales y humanos causados por la explotación petrolera, nos proponen pensar en otros modos de vida, en formas alternativas de desarrollo, en que significa una sociedad del buen vivir y también qué soluciones pueden encontrarse en educación. El documental es un encuentro con aquellos que resisten, proponen, consideran e imaginan otras formas de sociedad.

La idea de filmar el documental ‘Voces de la Amazonia’ (‘Voix d’Amazonie’ en francés), nació a inicios del 2012, con mis dos compañeras francesas, Lamia Chraibi, socióloga y Lucile Alemany, antropóloga, empezamos a hacer un primer guión, por internet, Lucile estaba en México, Lamia en Inglaterra y yo en Argentina, la primera idea fue hacer un documental sobre las luchas en general en la amazonía del Ecuador, Colombia, Brasil y Perú. Pero nos dimos cuenta que el tema era muy amplio y decidimos  enfocarlo sobre las luchas en contra de las petroleras en el Ecuador.

Las tres llegamos al país en agosto del 2012. Empezamos a viajar por la Amazonía durante dos meses recolectando testimonios de los pueblos indígenas y de los colonos. Fue algo muy impactante, pasar de la teoría a la realidad. Ver en el norte de la Amazonía lo que dejó Texaco y las consecuencias sobre la salud de las personas que viven allí es algo que no deja insensible a nadie. Lamia y Lucile regresaron a sus respectivos países y yo me quedé a vivir en Ecuador.  Durante más de dos años, fui testigo de los cambios políticos y sociales del país, filme las manifestaciones que se dieron, para la liquidación del Yasuní ITT, Las marchas de las mujeres amazónicas y los cambios en las leyes sobre la educación, además de otros hechos.

Al inicio del 2015, decidimos reunirnos de nuevo, para grabar toda esa evolución. Nos fuimos de nuevo a Sarayaku, y al norte, al área delos Cofanes y fue algo muy interesante, poder ver esa historia escribiéndose hasta la actualidad.

Con todo ese material luego de filmar por tres años, solamente faltaba editar y montar, pero nuestros recursos se habían agotado, y decidimos hacer un llamado a la comunidad internacional para poder finalizar el proyecto, con un crowdfunding donde participaron más de 200 personas en todo el mundo. Gracias al apoyo que recibimos, en diciembre de 2015, pudimos estrenar el documental en París, durante la COP21, con la presencia del pueblo Kichwa de Sarayaku. Y a partir de ese momento, empezamos a difundir en todo el mundo su mensaje.

Lo interesante de este proyecto, es que no se queda estático en el tiempo. Sigue creciendo hasta la actualidad, quienes quieran conocer un poco más de él, pueden visitar la página web www.voixdamazonie.com donde transmitimos noticias de lo que está pasando en la amazonia y también sobre las luchas de los pueblos indígenas en el mundo.

¿Cuáles fueron las principales razones por las que decidiste filmar el documental ‘Voces de la Amazonía’?

Quisimos dar más visibilidad a lo que estaba pasando en la Amazonía ecuatoriana. He vivido en el Ecuador cinco años y me di cuenta que poca gente sabe lo que está realmente pasando, no tan lejos de ellos.

Quisimos mostrar tanto las consecuencias de esas actividades, como el proceso de resistencia que se construye desde hace más de 20 años, frente al extractivismo.

La idea era también visibilizar las propuestas que hacen los pueblos, en este caso el Pueblo Kichwa de Sarayaku y los Cofanes, para pensar en otras formas de vida y otras formas de considerar la sociedad.

¿Cuáles crees son los principales retos a los que se deben enfrentar las comunidades indígenas de la Amazonía en el tema ambiental?

Los pueblos indígenas que viven en las zonas afectadas por el extractivismo están hoy en día en situaciones muy alarmantes y no se puede negar las consecuencias de esas actividades. La naturaleza se ve muy afectada,  los pueblos que viven allí contribuyen a la regeneración de los equilibrios naturales desde muchos siglos, pero se ven gravemente afectados. Cuando no les imponen un desplazamiento forzado, se ven obligados a vivir en espacios contaminados, donde el uso del agua se vuelve un constante peligro.

En el norte del Ecuador, la gente se baña, cocina y consume agua contaminada todos los días. El incremento de las enfermedades es impresionante, por citar un ejemplo podemos decir que 10.800 casos de cáncer y leucemia fueron reportadas en el 2012 en la zona, una cifra más elevada que en el resto del país.

La situación es también muy compleja en las zonas todavía no afectadas. Esos pueblos, como lo dice Yaku Viteri en el documental, no son impermeables al cambio y conocen muchas transformaciones y evoluciones culturales. Ellos también fueron sujetos a los cambios tecnológicos. La fuerza de los brazos ahora es  significativamente complementada por la de los motores de gasolina, la cacería se hace con lanzas, pero también con armas. Hay importaciones de productos de la ciudad, toman aviones cuando una lancha no está disponible. Hay una aceleración de los modos de vida, necesidades nuevas. Su lucha misma es una paradoja: denuncian el uso de energía fósil, pero la necesitan para llevar su mensaje al mundo. Son muy conscientes de eso y por esa razón las organizaciones indígenas buscan ahora el uso de energías limpias.

Lo que denuncian ante todo es la amplitud e intensidad del extractivismo, y también como lo hacen.  Incluso hecho con cuidado, el extractivismo nunca deja de tener un riesgo en términos de impacto socio-ambiental.

Estos pueblos tratan de repensar el concepto mismo de desarrollo, no solamente como “crecimiento económico” sino también desde el aspecto humano colocando al centro del desarrollo a los seres vivos, para alcanzar un objetivo final: una relación duradera entre el ser humano y la naturaleza, conforme al concepto de Sumak Kawsay.

¿Cuál crees tú es la mejor estrategia para enfrentar los problemas ocasionados por las actividades petroleras en la Amazonía ecuatoriana?

Primero dejemos de sangrarla y después pensaremos cómo curar está herida que hemos abierto en la Amazonia. El mundo está cambiando, comemos diferente, nos movemos diferente, somos una generación que pide un cambio que logra hacer una diferencia basándose en diferentes puntales básicos. Como por ejemplo la utilización de energía limpia y métodos alternativos de movilidad

Lo que llamaron utopía ahora podríamos llamar HOYTOPIA, es el discurso que Chris Carlsson ha dado en su libro NOWTOPIA. Hacer realidad nuestros sueños, manejar nuestra realidad, somos gente consciente y ahora estamos en contra de esa lucha del hombre con la naturaleza. En nuestra generación la frenamos, y reconciliamos nuestros esfuerzos desde todas las ciencias para curar este planeta.

¿Cuál crees tú es la mejor enseñanza que te ha dejado la experiencia vivida con las comunidades indígenas ecuatorianas en la Amazonía?

Son muchas. Empecé a acercarme a estos temas durante mi viaje por América Latina  y cuando me fui a la Amazonía, mi pensamiento se fortaleció. El concepto que me enseñaron y que me parece lo más importante, es que somos UNO con la naturaleza, no podemos ir en contra de ella, lastimarla pensando que no habrá consecuencias.

Con todo lo que ha pasado estos últimos años, si queremos que el humano sobreviva en el futuro, tenemos que resaltar ese enlace ancestral y el respeto hacia la tierra. Aquí, tienen una cosa muy importante que tienen que valorar, es ese contacto innato con la naturaleza. En Europa teníamos eso con los Celtas y todas las enseñanzas que les dio la pacha. Pero se olvidó, y ahora veo que mucha gente se siente perdida, no sabe dónde están sus raíces, no sabe de dónde fijarse. Yo era así, sentía que faltaba algo, y lo descubrí aquí, en Ecuador.

Redacción OMNIA