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Próximos médicos de la UDLA reciben su “mandil blanco”

Juan Francisco Peñafiel es hijo de dos exitosos economistas. Por eso cuando se graduó su destino era casi obvio. Fue a estudiar Economía en la Universidad Sorbonne, en París, (Francia). Si bien podía terminar la carrera decidió no concluirla porque sintió que no encajaba en ese mundo.

Años después de esa lección aprendida, como él la considera, está cerca de graduarse como el mejor egresado de Medicina de la UDLA. Encontró su pasión y fue el mejor.

Él es parte de la 6ª promoción de graduados de la carrera, que el viernes 7 de julio de 2017, participaron en la ceremonia denominada “imposición del mandil blanco”.  Se trata de un evento en la cual, de manera simbólica, se entrega el mandil a los médicos que han concluido su temporada de internado y que están próximos a titularse, explicó Jorge Gabela, Decano de Medicina de la UDLA.

“Es el paso que se da hacia la profesión”, detalló. Además, ellos realizan un juramento con el cual se comprometen a servir a los más necesitados.

En esta ceremonia están presentes los familiares y personas cercanas a los nuevos médicos quienes son testigos de este inicio en su carrera profesional. Roberto Izurieta es papá de Alison, una de las próximas médicas. “Después de 6 años de sacrificios, de estudios y de malas noches, culminó sus estudios para ponerse al servicio de todos los seres humanos. En manos de ellos están las vidas de varias personas”, destacó.

El proceso no ha sido fácil. “Los primeros exámenes, el primer mandil, los primeros diagnósticos…”, rememoró Juan Francisco, durante su discurso en la ceremonia. Biología, anatomía, fisiología, farmacología, oncología, bioética, ginecología fueron algunas de las materias que destacó.

“Recordemos al mejor hospital simulado del país que nos ha permitido formarnos de la mejor manera para tener contacto con un paciente ya sea para una consulta, para un procedimiento o incluso para dar malas noticias”, destacó Juan Francisco haciendo referencia al Centro de Simulación Clínica donde los estudiantes aprenden con prácticas lo más cercanas a la realidad.

Hasta 1900 los mandiles de los médicos eran de color negro, porque su labor era la de evitar la muerte. Posteriormente se cambia al color blanco con el fin de cambiar esa imagen por la de pureza y ahí nace esta ceremonia, destacó Jorge.

Hoy, estos nuevos médicos están listos para afrontar los nuevos retos de la profesión. “Tenemos la responsabilidad de ser protagonistas de la mejora del sistema de salud y no cómplices de su deterioro”, exhortó Juan Francisco. (DB)