Va más allá del pánico que puede generar en la comunidad. Cada llamada falsa que alerta la presencia de una bomba representa una reacción por parte del Municipio y de la Policía que genera un costo. Todo depende del lugar donde ocurra y de la magnitud del operativo que se requiera. Sin embargo, se puede decir que cada alerta falsa de ese tipo cuesta al menos USD 14 770, sumados los servicios del Municipio y la Policía Nacional. Para Gabriel Cortez, jefe de Seguridad de la UDLA, hay dos tipos de llamadas, las primeras hechas por bromistas que buscan llamar la atención y las otras realizadas por quienes desean sembrar terror y crear una cultura de inseguridad y desestabilización. La cultura ecuatoriana, advierte, no está capacitada para actuar ante esas amenazas. En ese sentido, no hay una cultura de prevención ante ese fenómeno.
Elaborado por: El Comercio
Carrera | Ing. Industrial |
Fecha | 18-05-2018 |
Medio | El Comercio |
Vocero | Gabriel Cortez |