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Jorge Izquierdo Salvador coordinador de UDLA Honors presentó su nueva novela ‘El nuevo Zaldumbide’

Jorge Izquierdo Salvador es docente y coordinador del Programa UDLA Honors, y el pasado 12 de abril, realizó el lanzamiento oficial de su nueva novela ‘El nuevo Zaldumbide’, en las Hamburguesas de Manuela, sector La Floresta, la cual contó con la conducción de la crítica literaria Karina Marín y del periodista Martín Pallares.

La obra ‘El nuevo Zaldumbide’ será su tercera novela y con ella cierra un ciclo del personaje, un artista visual, quien interviene en sus dos anteriores publicaciones, ‘Una comunidad abstracta’ (2015) y ‘Te Faruru’ (2016).

El libro es un trabajo de tres años de Jorge, que involucra todo el proceso, desde su primera escritura, correcciones, edición, diseño e impresión.  Esta novela se suma a dos textos de cuentos previamente publicados: ’Autogol’ (2008), su primera obra, y ’Te perdono régimen’ (2017).

Jorge firma sus publicaciones de ficción con el seudónimo Salvador Izquierdo en sus obras y su narración está influenciada por la ironía y el sarcasmo. De ‘El nuevo Zaldumbide’ se imprimieron 500 ejemplares con la editorial Festina Lente, creada por el autor junto a  Romina Muñoz en el 2016.

Te invitamos a conocer más detalles de su libro y su vida:

¿De dónde viene la vocación por escribir?

Vengo de una familia de escritores, por lo que para mí fue muy fácil seguir ese camino. Hay mucha gente que llega a la literatura por rebeldía o a las artes en general por salirse del camino, por hacer algo más “loco” o diferente. Para mí fue natural. Mi abuelo, Jorge Salvador Lara, era cronista y tenía una biblioteca gigante en su casa- él es un personaje en este último libro. Mi abuela, Teresa Crespo, fue escritora de literatura infantil y poeta, sobre ella escribí algo en mi anterior novela. Entonces crecí en un ambiente de letras y siempre la casa estuvo llena de libros, por eso fue lo más natural. Desde chiquito me interesó el mundo de la lectura y cuando has pasado tu vida leyendo, también quieres escribir lo tuyo. Así creo que nació esta vocación.

¿En qué consiste la obra ‘El nuevo Zaldumbide’?

El nuevo Zaldumbide es mi tercera novela y es el cierre de un ciclo que involucra a un mismo personaje, un artista plástico o artista del cuerpo que quiere concentrarse en sus proyectos, pero termina más bien escribiendo sobre ellos y las cosas que se le vienen a mente en el proceso. Su periplo empieza en Vancouver, Canadá (primera novela- Una comunidad abstracta), luego pasa a Montevideo (segunda novela- Te Faruru), que está en la esquina contraria del continente, y culmina en Guayaquil (EL nuevo Zaldumbide).

¿Por qué elegiste el nombre de ‘El nuevo Zaldumbide’?

El libro se basa en una especie de recuento de un escritor local que se llamaba Gonzalo Zaldumbide. Él era un importantísimo intelectual, diplomático, figura pública ecuatoriano que publicó un libro llamado la ‘Égloga trágica’ en 1956, a pesar de que lo había terminado mucho antes.

Mi abuelo me regaló esa novela cuando yo tenía quince o dieciséis años y no la había leído nunca. Llevaba esta obra de un lado para otro en las muchas mudanzas que he tenido en mi vida. Y solo luego de que mi abuelo falleció decidí abrir su regalo y me lo puse a leer. Y este es como el pretexto del personaje de la obra para ir descubriendo lo que fue Zaldumbide, coincidiendo en unas cosas, cuestionando otras, reflexiones que, a su vez, están ambientadas en el final de la década del correísmo. Zaldumbide ha sido un personaje cuestionado mucho por la izquierda ecuatoriana así que yo tomo eso un poco como excusa para que el personaje se desahogue un poquito también de la época y circunstancias en las que está viviendo.

¿A más de la Égloga trágica has leído otras obras de Zaldumbide y tienen influencia en tus relatos?

Sí, claro he leído algo de sus ensayos pero para este libro me concentré más en su novela.

¿Ya encontraste esa diferencia entre “escritores orfebres y de pluma fácil” que se menciona en las primeras páginas de tu libro?

(Sonríe) Es muy chistoso eso, es una muy buena pregunta porque creo que justamente ahí está una de las claves de la novela de Zaldumbide y de la que yo escribí también.

Justamente, lo que acabas de preguntar, es una de las cosas con las que me quedo de todo este proceso, porque lo que se hace es dividir a los artistas en dos categorías: unos que son fuertes, difíciles, complejos, malditos, por así decirlo, y otra que son light, tal vez, pero exitosos y efectivos. Personalmente, no creo que hay que pensar que unos están bien y otros mal, hay espacio para todo, pero me parece chistoso como tenemos esa manía de categorizar las cosas y el artista de mi novela pierde la cabeza en la idea de categorizar alrededor de quiénes trabajan arduamente y quienes son los ligeros.

La respuesta a tu pregunta sería que no, que no encontré la diferencia. Pero la respuesta más ampliada sería que ahí está la clave del libro, en ese descubrimiento que hace el personaje de que hay como dividir a los artistas en dos bandos, los de derecha y los de izquierda, por decirlo de otra manera, pero ante esto se plantean dudas, nada más.

Si tuvieras que definir al personaje de tu obra ¿cómo lo harías?

Me gustaría definirlo como un comediante, tal vez, no es sea tan evidente, pero hay mucho humor en la obra. Me gustaría o mi sueño es que se lo considere como un stand-up, no es uno porque no es tan chistoso (sonríe), pero mi gran ambición es que parezca un monólogo chistoso donde hay imprudencia y que se rompe lo políticamente correcto.

El personaje dice cosas que si supiera que lo están grabado no las diría, pero se da el permiso de decir cosas que se le ocurren sobre la marcha, de no callarse y de no censurarse.

¿Eres de los escritores que necesitan de la soledad para inspirarse o necesitas otras motivaciones?

Creo que sí. Hay una soledad implícita en la escritura y en la lectura, muchas veces lo haces en soledad. No me considero una persona solitaria porque tengo guaguas y vivo rodeado de mi familia por lo que mis espacios siempre están lleno de gente.

Pero también necesito mis espacios de soledad y de retirarme cada cierto tiempo. Ahorita por ejemplo, estoy en un momento que entre las obligaciones de la docencia, la publicación del libro, la coordinación del programa UDLA Honors y la familia, no he escrito nada desde hace unos cuatro meses o más. Entonces sí estoy ansioso de tener un proyecto nuevo, solitario, soy de trabajar en la mañanita pero no sé si soy un solitario (sonríe).