Por Ana Belén Tulcanaza Prieto, Ph.D.
Docente-investigadora de la Escuela de Negocios
En la era digital y de Big Data, el análisis de datos constituye un componente vital en el funcionamiento de las organizaciones, dado que este proceso implica la recolección, validación, interpretación, y utilización de datos para transformarlos en información valiosa para la toma de decisiones estratégicas y operativas para la conducción eficiente de las instituciones.
El análisis de datos permite a las empresas obtener información detallada e integral sobre diversos aspectos organizacionales, con lo que, de forma sistemática se logra identificar tendencias, patrones, y áreas de mejora. También se comprende de mejor forma las necesidades de los clientes, y con ello, por ejemplo, se segmenta a los consumidores por grupos demográficos y psicográficos, utilizando sus preferencias y comportamientos de compra como insumo para personalizar las ofertas y mensajes de marketing de un determinado bien o servicio. Como consecuencia se obtiene un cliente leal y efectividad en la implementación de estrategias corporativas de comercialización. También se logra identificar nuevas oportunidades de negocio, nichos de mercado, áreas productivas de crecimiento potencial, y cambios en la demanda del mercado.
Para concluir, los datos son considerados como el activo no tangible más valorado por las organizaciones y a través del análisis de los mismos, se puede tomar decisiones oportunas, informadas, y estratégicas, logrando empresas competitivas en un entorno empresarial de constante cambio, consiguiendo su posicionamiento en el mediano y largo plazo.