Por Sandra Muñoz Beltrán

La pandemia provocada por el Covid-19 generó varios problemas en el desarrollo normal de los negocios. Según datos de la Cámara de Comercio de Quito, en Ecuador aproximadamente el 43% de empresas grandes y medianas y el 80% de microempresas y negocios informales paralizaron sus actividades; entre los principales motivos destacan la fuerte afectación en su liquidez y en el capital de trabajo.

Sucedió que el capital fue empleado para cubrir la estructura de gastos operacionales, lo que afectó de forma significativa el ciclo de conversión de efectivo (por el alargamiento de plazos de cobro y de pago). A ello se sumó la afectación que provocó el cambio en los hábitos de compra de los consumidores y la incertidumbre del impacto sobre las ventas en el corto plazo.

Sin embargo, la pandemia también trajo importantes aprendizajes a quienes apostaron por mantenerse en el mercado:


1. Se replanteó el modelo de negocio, convirtiendo al cliente en un socio estratégico y adaptándose a sus necesidades y nuevos requerimientos.
2. Se buscó una gestión efectiva con los stakeholders, promoviendo la comunicación constante y la minimización de riesgos en conjunto.
3. Se mejoró la planificación interna empresarial monitoreando los resultados de forma permanente.
4. Se aprendió a utilizar los recursos de manera más inteligente, buscando la optimización y aprovechamiento de estos.


En definitiva, las empresas que adoptaron un enfoque estratégico y de planificación permanente, adaptando su modelo de negocio a la realidad actual y al cambio en los hábitos del consumidor, aseguraron -al menos por el momento- su continuidad y permanencia.

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