Horchata: de bebida tradicional a solución antimicrobiana.

Horchata: de bebida tradicional a solución antimicrobiana.

El uso de plantas medicinales para tratar enfermedades es una actividad que se remonta varios años atrás. La horchata, es una bebida tradicional del sur del Ecuador, caracterizada por combinar hasta 32 de estas plantas cuyas propiedades antiinflamatorias, analgésicas, diuréticas y antioxidantes le otorgaron una vez el nombre de “agua de remedio”.   A pesar de su aporte nutricional y medicinal, no se ha demostrado todavía la función antimicrobiana que posee.

En el estudio denominado “Cinnamomum sp. and Pelargonium odoratissimum as the Main Contributors to the Antibacterial Activity of the Medicinal Drink Horchata: A Study Based on the Antibacterial and Chemical Analysis of 21 Plants”, en el que participaron nuestros investigadores: Paulina Fernández, Diana Celi y Eduardo Tejera, se realizó un análisis químico y antimicrobiano de 21 plantas de los Andes ecuatorianos que conforman la horchata, para conocer la actividad antibacteriana de esta bebida contra cepas bacterianas de gran importancia clínica. Estas muestras se pudieron obtener del herbario del Jardín Botánico de Quito, en el que, con ayuda de los especialistas del Centro, se efectuó un proceso previo de identificación y confirmación de estas.

La investigación arrojó como resultado cuáles de las plantas que se utilizan para elaborar la horchata son las responsables de generar la actividad antibacteriana que se le atribuye a la bebida, siendo la Cinamomun sp. (canela) y la Pelargonium odoratissim (malva olorosa), las que presentan un amplio potencial en sus metabolitos secundarios, pudiendo ser de ayuda para el desarrollo de fármacos que sirvan para el tratamiento de enfermedades infecciosas causadas por S. aureus y MRSA, considerado uno de los principales patógenos que causan infecciones de la piel y los tejidos blandos.

Pero ¿qué son los metabolitos secundarios?

Se trata de una fuente de componentes bioactivos que se encuentran en las semillas, raíces, hojas, tallos, cortezas y frutos de las plantas; y no actúan de forma directa en los procesos metabólicos de las mismas, tales como la fotosíntesis, asimilación de nutrientes, síntesis de proteínas etc. La mayoría de estos metabolitos secundarios son: fenoles, flavonoides, alcaloides, lignanos, estilbenos, taninos y terpenos, polifenoles, quinonas y cumarinas, entre otros. Varios estudios han determinado que tienen un gran potencial para ejercer actividades antioxidantes y antimicrobianas.

En conclusión…

El Ecuador, al ser un país tropical, contiene una vasta variedad de flora, susceptible de estudio para el descubrimiento y soporte de nuevos fármacos. La investigación sugiere que a pesar de que las “hierbas” y “especias” se usan comúnmente en la medicina tradicional o para la gastronomía, podrían ser objeto de estudios posteriores para la generación de medicamentos que se complementen con sus componentes antibacterianos y antiinflamatorios.

Lee el artículo completo: https://www.mdpi.com/1420-3049/28/2/693

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