Por Fernando Del Vecchio, Ph.D

Por lo general se entiende que las personas proactivas son aquellas que se adelantan a los problemas, resolviéndolos antes de que se conviertan en situaciones explosivas e incontrolables. Esta creencia es errónea: esas personas entorpecen la identificación de los problemas e intervienen sobre factores que generan verdaderos problemas de mediano y largo plazo.

Nuestras organizaciones privilegian las respuestas rápidas y decididas frente a los problemas. Se privilegia la actitud proactiva frente a la actitud reflexiva. Sin embargo, esa mal entendida proactividad es una actitud reactiva frente a los síntomas que genera el problema.

Pixar ejemplifica ese tipo de comportamiento en su famoso corto “For the birds”. La reacción al supuesto problema, al que se suman con entusiasmo todos los pajaritos, no es proactiva sino reactiva frente al síntoma (incomodidad que genera el ave más grande). Para el momento en el que uno de los pajaritos toma conciencia de las consecuencias de sus reacciones, es demasiado tarde.

En el corto es evidente que el resultado de las decisiones/reacciones puede verse mejor desde afuera del sistema. Si no hay nadie que pregunte cuáles son los resultados potenciales de nuestras decisiones, si no hay nadie reflexionando sobre nuestra manera de actuar frente a los cambios en el entorno, nos arriesgamos –en el futuro– a estar peor de lo que actualmente estamos.

La verdadera proactividad surge de comprender la forma como nosotros generamos nuestros propios problemas. Por todo ello, ten cuidado con la mal llamada proactividad y con los personajes denominados proactivos. Para contrarrestar el daño que potencialmente ocasionarán, pregúntales cuál es el problema que están resolviendo. Al menos, de esa manera, los obligarás a pensar en lo que están haciendo.

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