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Cristina Llerena y Carmita Sandovalin, una historia de amistad durante la pandemia

 

El Club Huella Esperanza de la UDLA brinda apoyo a familias de escasos recursos económicos, donde uno de sus integrantes padece una enfermedad catastrófica. Existen segmentos de salud para aprender más sobre el autocuidado, charlas de alimentación saludable, tango terapia, gastronomía, entre otros.

Todos los talleres están encaminados a levantar la autoestima y mejorar la calidad de vida de los asistentes.

A este Club pueden asistir todos los estudiantes de la UDLA como voluntarios, es así que nace la historia de amistad entre Cristina Llerena estudiante de la carrera de Psicología de la Universidad de Las Américas y Carmen Sandovalin, la paciente a quien llamaremos Carmita.

Cristina decidió entrar a Huella Esperanza porque su intención fue aprender desde cero la parte vivencial de ayudar a las personas que más necesitan una mano amiga y más aún en tiempos de crisis.

“Al ingresar al club tenía muchas ganas de ser parte de actividades en las que podría compartir tiempo con los pacientes, interactuar con ellos y también con más estudiantes, para aprender de cada uno y generar un momento de esparcimiento para los pacientes, al ser parte de un grupo quería que se sientan apoyados de más formas a su red de apoyo conocida. Sin embargo, al ser parte del grupo definitivamente mis expectativas rebasaron la idea que tenía. Estoy aprendiendo lecciones de vida que no están en los libros, sino en las emociones y forma de ser de cada persona”, mencionó Cristina.   

Todo comenzó con una llamada telefónica de Cristina a Carmita, la que permitió a estas dos grandes personas cortar el hielo y entablar una conversación de más de una hora con risas y temas de interés comunes.

Desde que están en el club hasta el día de hoy están en contacto por mensajes, llamadas y de vez en cuando intercambian uno que otro chiste gracioso de la web. Se comunican al menos tres veces por semana para saber cómo se encuentran de salud y conversan de las cosas que les ha pasado.

“Los temas que me ha compartido son muchos, su día a día, las actividades con sus nietas, las novedades con su familia, su historia, sus preocupaciones o malestares que suelen haber por temas de salud y temas económicos, cómo se siente física y emocionalmente, trato de abarcar todos los temas en los que se desempeña, y también tengo la dicha de que para mí también es una persona de muchísima confianza, así que también le cuento de mí, y las novedades de la semana”.

Cristina nos cuenta que, continuará presente en la vida de Carmita, más allá del tiempo de Huella Esperanza y de la universidad. A pesar de que alguno de sus proyectos personales algún momento la alejen físicamente, su amistad y apoyo estará por siempre sin medir distancias; gracias a la tecnología. Ser  parte de Huella Esperanza ha sido una hermosa oportunidad. “Tenemos muchos grupos y clubes en la universidad, pero si sienten afinidad con el club, ¡¡de una!! Les motivo a que se unan y puedan ser parte de un aprendizaje que trasciende lo teórico y académico”.

Finalmente Cristina concluyó diciendo: Yo tuve la oportunidad y “suerte” que Carmita sea tan comunicativa y me brinde confianza desde el principio, y así como he recalcado las cualidades positivas y de ánimo que he visto en ella, también como un humano completamente común como lo somos todos, habrán días en los que las preocupaciones, tristeza o enojos naturales en la vida personal, hagan que no todo sea fluidez de conversación, sonrisas y momentos alegres, pero es ahí donde se fortalece más el lazo y confianza que se crea entre  voluntarios y pacientes, porque lo que nos hace humanos es justamente esto, la comprensión, paciencia y empatía que podemos desarrollar para entendernos a nosotros mismos y a quienes nos rodean. No todo es perfecto, hay días de fortalezas con sonrisas, y de esos días aprendes más y mejor a desarrollar tus habilidades comunicativas y creatividad para poder acercarte, pero también la comprensión con el otro para saber darle su tiempo y espacio cuando lo necesite. Mil gracias por la oportunidad que me han dado en este espacio para exponer mi experiencia en Huella Esperanza, y mostrarles un poquito del ser humano genial al que pude acercarme y conocer”.

Infinitas gracias Carmita! ¡Infinitas gracias Verito por guiarnos en estos aprendizajes!