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Transgénicos, una cuestión científica

¿Qué marcas usan transgénicos
en el mundo?. Para
el doctor César Paz-y-
Miño, decano del Instituto de
Investigaciones Biomédicas, la
pregunta debe ser ¿cuáles no?
La Universidad de Las
Américas dio paso al debate
sobre el uso de transgénicos en
el Ecuador, y contó con científicos
nacionales y extranjeros
que expusieron sus puntos
de vista en el encuentro
‘Transgénicos, una cuestión
científica’. Alrededor de 10 conferencias
se dictaron en torno a
este tema.
La polémica del uso de los
organismos genéticamente
modificados (OGM) se origina
por el artículo 401 de la
Constitución ecuatoriana, que
declara al Ecuador un país libre
de cultivos y semillas transgénicas.
La primera intervención
estuvo a cargo de Paz-y-Miño,
quien señaló que países como
Estados Unidos, Argentina,
Canadá, China, Brasil y
Sudáfrica trabajan con transgénicos
desde el 2011, países de los
que Ecuador recibe alrededor
de 70 productos genéticamente
modificados como fármacos,
hormonas y algodón, señaló.
A nivel mundial se estima
que en 160 millones de hectáreas
se realizan cultivos
transgénicos, según Venancio
Arana, PhD en genética molecular
de plantas y docente de la
Universidad San Francisco de
Quito en biotecnología.
En palabras sencillas, dijo,
los OGM son organismos que
han recibido material genético
de otro que les va a dar nuevas
propiedades. Un ejemplo
de transgénicos es la insulina
humana en bacterias: el gen
de la insulina se extrae de una
persona y se la coloca en el vector,
esta molécula se introduce
en una bacteria, se la cultiva
en un medio apropiado y produce
insulina humana; posteriormente,
se puede ampliar la
producción usando biorreactores,
explicó Arana. “Esta es
una contribución muy importante
porque la insulina ha sido
siempre escasa, anteriormente
se buscaba en animales y había
problemas de compatibilidad
entre otros inconvenientes”.
Otros ejemplos son la producción
de vacunas, bacterias
modificadas para biorremediación.
En animales están
la oveja Tracy (primera oveja
transgénica), que produce la
enzima alpha tripsina humana,
y también el caso de algunos
peces que han crecido más del
tamaño normal por la inserción
de un gen de hormona de crecimiento.
Para el doctor Julio Escobar,
máster en Biotecnología, esto
no es relativamente nuevo,
pues, a través del tiempo y
principalmente en el período
de domesticación de productos,
el hombre ha realizado
varias acciones, conscientes o
inconscientes, que han hecho
que características agronómicas
no deseables de un alimento
se conviertan en productos con
características agronómicas
interesantes.
“Fruto de esta domesticación
ahora contamos con una
alta diversidad de maíz. Pero
no es el único caso, prácticamente
todas las variedades
de especies cultivables en el
mundo tienen el mismo patrón
de desarrollo, fruto de la mano
del hombre, de las condiciones
agroecológicas y climáticas, y
el mejoramiento genético que
establece tecnologías (…). No
hay variedad que consumamos
que no haya sido objeto de un
proceso de mejoramiento tradicional”,
dijo Escobar.
‘Reglas claras para un mejor
desempeño en este trabajo’ fue
la propuesta del doctor Pedro
Binsfeld, experto brasileño.
En Brasil, manifestó, hay un
sistema nacional estructurado
para los análisis en este campo,
además cuentan con seguridad
jurídica en el caso de que una
empresa o universidad quiera
trabajar con transgénicos, en el
que rezan condiciones definidas
para esta actividad.
Los conferencistas concluyeron
que los transgénicos son
necesarios en la investigación
y creación de conocimientos,
enfatizaron en la necesidad del
establecimiento de reglas claras
de bioseguridad, capacitación
del talento humano y la elaboración
de análisis de riesgo y
toma de decisiones informadas.