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UDLA gana en el concurso de publicidad “Cóndor de Oro”

“En publicidad tenemos que involucrarnos en cambiar vidas y en ayudar a la gente que en realidad lo necesita”, así piensa Emilia Dávila, estudiante de Publicidad y parte del grupo ganador del concurso “Cóndor de Oro”, organizado por la Asociación Ecuatoriana de Agencias de Publicidad.

Ella junto a María José González, estudiante de Multimedia y Producción Audiovisual, Karen Arauz y Víctor Panchi, estudiantes de Publicidad, obtuvieron el oro en este concurso.

El segundo puesto también fue para la UDLA. La universidad participó en esta campaña con cuatro equipos que fueron guiados por diferentes tutores. “Se les asignó docentes de creatividad que son profesionales activos de la publicidad y la instrucción fue tratar a los estudiantes como un equipo de trabajo en una agencia”, explica Jorge Bohórquez, Director de la carrera de Publicidad.

 

La campaña

Los estudiantes recibieron un brief y tuvieron dos semanas para trabajarlo. Se trató de una campaña para prevenir el bullying en las escuelas. La idea, que obtuvieron luego de revisar varias perspectivas y estadísticas, fue realizar una propuesta digital y experimental.

La campaña se llamó “Las marcas del silencio” y la idea fue desarrollar  una tienda a la que nombraron “Absense”, donde se venderán camisetas que habrían pertenecido a víctimas del bullying.Son camisetas rasgadas, manchadas para mostrar lo que los chicos vivieron”, explica Emilia.

La propuesta además propone la utilización de tótems en puntos estratégicos de la ciudad que cuenten las historias de las víctimas y direccionen a un sitio web con información más específica. La campaña se apalanca además en un material digital para historias de Instagram y con la recolección de fondos para crear una fundación para ayudar a las víctimas y a sus padres. 

El proceso

Los estudiantes que obtuvieron el oro ganaron previamente con una idea en la convocatoria interna de la carrera que sirvió para darles un cupo en el concurso. Sin embargo, no fue la misma idea la que usaron para participar en el Cóndor, lo que les obligó a pensar en nuevas opciones.

“Uno de los tutores nos ´bajó´ lo que habíamos trabajado y nos obligó a repensar todo”, cuenta Víctor. “Fue un golpe muy fuerte porque nos quedamos atascados. Pero luego nos calmamos y pensamos en algo chévere”, agrega.

Karen cuenta que uno de sus tutores les dio un consejo para motivar al proceso creativo. Si eran cuatro personas, cada uno debía proponer 10 ideas. De las 40 resultantes debían seleccionar las 10 mejores, luego las cinco y finalmente las tres más fuertes. Aunque ese era un buen camino, el grupo decidió seguir su propio proceso generando cinco propuestas fuertes y de allí conectando entre ellas los puntos en común.

Reunirse ayudó, explica Víctor. Buscaban siempre nuevos lugares como sus casas o espacios dentro de la universidad donde pudieran dejar fluir su creatividad.

El tiempo les quedó corto ya que planificaron una semana para pensar la idea y otra para ejecutar el material de presentación, sin embargo ocuparon más de lo planificado en la primera etapa, lo que les obligó a generar las piezas publicitarias en unos cuantos días. 

El aprendizaje

“Participar en este tipo de concursos permite que te des a conocer en el medio. Es interesante porque te acostumbras a darle muchas vueltas a una idea hasta que consigues el impacto que buscas”, cuenta Emilia.

Para los publicistas, los premios son su carta de presentación, son su portafolio y los que te abren puertas”, explica Jorge, por eso, la carrera ya prepara nuevos competidores para concursos como The One Show, en Estados Unidos, entre otros nacionales. (DB)