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INVESTIGADORA DE LA UDLA FUE ESCOGIDA PARA FORMAR PARTE DE LA ACADEMIA MUNDIAL DE CIENCIAS

 

María José Endara, bióloga, ecóloga evolutiva y docente-investigadora del Decanato de Investigación de la UDLA, forma parte de la Academia Mundial de Ciencias por su aporte a la ciencia, pero este logro ha estado marcado por su dedicación y perseverancia. Te invitamos a leer esta entrevista que está muy entretenida.

¿Por qué escogiste la biología como profesión?

Debido a que, desde niña, cada verano y feriado, lo pasaba en la hacienda de mi abuelo en el Chocó, específicamente en Tulipe, por el Noroccidente de Pichincha, siempre me llamó la atención la naturaleza. Haber tenido la oportunidad de que mis primeros años de vida hayan estado rodeados de bosque marcó mi vida y por eso decidí escoger esa profesión. Por otro lado, a los 10 años aproximadamente, encontré un libro llamado la Nueva Historia de Adán y Eva, donde se discutían las teorías sobre el origen de la vida. En este libro se hablaba además de la evolución. Esa teoría me atrapó. Creo que ambos eventos en mi vida me hicieron decidir por la biología y dentro de ella, por la ecología evolutiva.

¿Cómo definirías ser parte del mundo de las ciencias?

Un privilegio. Primero porque logré especializarme en otros países y traer esos conocimientos a mi país, y segundo porque me pagan por hacer algo que me apasiona. Me siento muy afortunada de haber podido dedicar mi vida a algo que realmente me gusta.

¿Qué es lo que más te apasiona de hacer investigación?

Generar conocimiento. Lo mejor de todo es que para poder generar este voy al bosque a tomar datos. Me encanta ir al bosque, especialmente a la Amazonía ecuatoriana.

¿Ha sido complicado como mujer pertenecer al mundo de la ciencia e investigación?

Sí. Desde que decidí tomar este camino, siempre he recibido comentarios sobre lo difícil que es esta profesión para una mujer. Cuando era estudiante de pregrado fue difícil encontrar un tutor académico que aceptara dirigir mi proyecto de tesis, ya que como involucraba trabajo de campo en la Amazonía, me decían que no lo iba a lograr, que mejor escogiera un trabajo de escritorio. Luego, a lo largo de mi carrera, siempre recibí los comentarios de que los logros o reconocimientos que recibía eran porque era mujer y los recibía solo para que exista equidad de género, más no porque los merecía. Cuando ya me convertí en madre, fue aún más difícil. Múltiples veces, diferentes personas, me decían que debía dejar mi profesión y enfocarme en ser madre. Aún en mi primera entrevista de trabajo, ese mismo fue el comentario que recibí. Y ahora todavía, es preocupante el darme cuenta, muchas veces que, en reuniones de cooperación en investigación, generalmente soy de las pocas mujeres, o soy la única presente en el grupo de trabajo.

¿Cómo llegaste a formar parte de la Academia Mundial de Ciencias?

La Academia Nacional de Ciencias postuló mi nombre y mi investigación para la Academia Mundial de Ciencias. Gracias al aporte que mis resultados de investigación han hecho al área de conocimiento de evolución. Esta organización escogió mi perfil para ser Young Fellow de la academia.

¿Cómo te sientes y a qué te desafía el ser parte de la academia?

Me siento honrada. Me desafía a seguir superándome en mi área de conocimiento y, además, a que mi experiencia como mujer científica pueda servir como ejemplo para que más mujeres en el Ecuador se animen a seguir carreras de investigación. Todavía somos muy pocas. Apenas tres de cada 10 investigadores en el Ecuador son mujeres.

¿Cuáles han sido tus últimas 5 publicaciones?

¿Cuál crees que ha sido el impacto y aporte de tus investigaciones en la ciencia y en la sociedad?

En la ciencia, considero que los resultados de mi investigación han aportado al poner a prueba una teoría que dominaba nuestro entendimiento de la coevolución durante los últimos 50 años y al proponer una teoría alternativa para la coevolución entre plantas y sus insectos herbívoros.

En la sociedad, los resultados de mi investigación se encuentran actualmente aportando a dar un valor agregado a la conservación de árboles en la Amazonía ecuatoriana. Parte de los resultados de mis estudios en las interacciones entre plantas y herbívoros involucra nuevas metodologías para acelerar el estudio de los compuestos químicos que las plantas producen para defenderse de los herbívoros y que son los mismos compuestos que nosotros usamos como medicinas. Al determinar la diversidad de estos compuestos en toda la Amazonía, estamos aportando al demostrar que la conservación de los bosques involucra no sólo la conservación de especies de árboles, sino también de una farmacia natural.

¿Si no hubieras sido bióloga, a qué te habrías dedicado?

Probablemente hubiera escogido otra carrera dentro de las ciencias de la vida como medicina o agronomía.

¿Qué le recomendarías a alguien que quiere hacer investigación?

Que no se dé por vencido. Que no tome los rechazos como algo personal. Y con esto último me refiero a aplicaciones a becas y a publicación de artículos, dos circunstancias en las cuales recibimos continuamente rechazos. La investigación es una carrera que realmente pone a prueba la dedicación. (OP)